– Son en primer lugar desafíos para nuestra vida personal, pues nos llaman a vivir en coherencia con aquello por lo que estamos orando.
– Son también invitaciones a acercarnos durante el mes correspondiente a otras personas o instituciones que trabajan en la problemática por la que estamos orando, sean o no de Iglesia, para buscar iniciativas de colaboración conjunta a favor de eso que interesa a ambos.
2 – El Apostolado de la Oración es también un camino accesible a todos para despertar la capacidad misionera de los católicos.
Nos lleva por un “camino del corazón” que centra la vida en una relación personal y afectiva con Jesucristo, para hacer nuestra la compasión de Jesús y para ofrecerle nuestra disponibilidad apostólica (N°8 Un camino del corazón).