Siglo Noveno
El 19 de Mayo (804) entra en el cielo el Beato Alcuino, abad; en sus escritos habrá muchas veces del Costado herido del Salvador.
Hacia el año 826, San Teodoro Estudita, venerado el 12 de noviembre. Ensalza los divinos encantos de la Llaga del Costado.
Hincmar, Arzobispo de Reims por el año 845, canta en verso al Cordero herido, cuyo costado abierto nos sirve de asilo, y nos ofrece la bebida Eucarística. Uno de sus sucesores, el cardenal Gousset (1802 -1860), expone como teólogo la doctrina relativa al culto del Sagrado Corazón.
El cuatro de Febrero (856), entra en el cielo el Beato Raban-Maur, arzobispo de Mayence, compara la Llaga del Costado a la abertura del Costado de Adán, al paso del mar rojo, a la puerta del arca de Noé, a la piedra del desierto que da una fuente abundante, a la cisterna de Belén y a la puerta del Cenáculo.
El 5 de mayo (859), San Eulogio, obispo de Córdoba. Álvaro, su biógrafo, del mismo tiempo, dice que sacó del Corazón de Jesús las gracias que hicieron de él uno de los más eminentes y más Santos obispos de España.
San Pascasio Radbert, venerado por la Iglesia al 26 de abril (866), compara la llaga al nido de la paloma en la roca.
Por el 869, Anastasio el bibliotecario habla con bastante frecuencia del costado de Jesús, a quien compara con un alejaba divina llena de flechas de amor.
El 16 de diciembre (875), San Odón, Arzobispo de Viena, escribiendo sobre la lanzada, dice que la Iglesia salió del Costado de Jesús, como Eva con del costado de Adán.
Santa Columba de Córdoba, virgen, martirizada el17 de Septiembre (891). Uno de sus biógrafos afirma que obtuvo del Corazón de Jesús la gracia del martirio.
Siglo décimo
En el siglo décimo, efecto de las desgracias de la época, las grandes lumbreras de la iglesia llegaron a ser menos numerosas Y los escritores sagrados más raros que en los que en los siglos precedentes. Sin embargo, la mayor parte de las obras publicadas en aquel tiempo para su tributo de homenaje a la Llaga del Costado. En cambio, surge el mayor número de almas estáticas que se dedican a devolver amor por amor al Corazón de Jesús, traspasado por los hombres; y que buscan en este corazón abierto un asilo en medio de los trastornos políticos de la época.
Entre los escritores del siglo décimo, que hablan de la llaga adorable del costado del Salvador, mencionaremos a San Froilán, Obispo de León, en España, y a San Notker, Monje de Saint-Gall. Este último, muerto el 6 de Abril de 912, presenta al Corazón de Jesús como una fuente abundante.
Leemos en la historia eclesiástica que en el año 976, en Aurillac, San Geraud dedicó una iglesia nuestra Señora del Sagrado Corazón.
Al fin de este siglo, Italia nos ofrece una flor Enteramente embalsamada con los perfumes del Corazón de Jesús: la Beata Hosanna de Mantúa, que recibió milagrosamente una herida del costado, a imitación de la de Jesús.
Hacia el año 1000, Santo Domingo de Silos, abad, venerado el 20 de diciembre, escribía en medio de las desgracias de su patria, subyugada por los moros: “Corazón divino, Corazón Santo, Corazón lleno de misericordia; puesto que vuestro amor nos ha sacado de la cautividad de Satanás, venid a devolver la libertad a tantos hijos de España que la piden. “
En la liturgia mozárabe, aprobada en 1064, pero que se remonta al año 500, se ven en la fiesta de San Juan muchos pasajes notables sobre el Sagrado Corazón.