Del libro El Reinado del Corazón de Jesús (tomo3), escrito por un P. Oblato de María Inmaculada, Capellán de Montmartre. Publicado en Francia en 1897 y traducido por primera vez al Español en 1910.
El Corazón de Jesús debe también ser modelo y regla de la verdadera amistad, amando como Jesús amaba, o más bien nuestra amistad no debe ser sino como una extensión de la divina amistad del Salvador para con aquellos que se dignó y todavía se digna llamar sus amigos.
Las principales cualidades de LA AMISTAD SEGÚN EL SAGRADO CORAZÓN, son pureza de afecto, ternura junta con cierto respeto, confianza, fidelidad, sinceridad y abnegación unida a la comunidad de intereses.
La pureza de afecto…
Dice santa Margarita María, exige “que no se dé nada al prójimo de lo que es debido al Corazón de Jesús”.
“Que todo cuanto hay en nosotros sea purificado por el amor crucificado de nuestro Señor Jesucristo. Os amo solamente porque el Corazón de Jesús os ama y porque me parece quiere que yo os ame. No podéis, pues, obligarme a más estrecha unión con vuestra caridad que amando al sagrado Corazón de nuestro buen Maestro, pues os digo claramente que, a pesar del sincero y verdadero cariño que Él me ha dado para con vos, si demostrarais frialdad en amar al amabilísimo Corazón de mi Jesús, o nuestra amistad fuese obstáculo para su puro amor, me apartaría tan completamente de vos, que no habría ya ninguna relación entre nosotros, lo que sería para vos muy ventajoso.”
La segunda cualidad de la amistad según el sagrado Corazón, es la ternura unidad a cierta respetuosa deferencia
La amistad supone afecto tierno y sincero, pero excluye la demasiada libertad y reclama demostraciones particulares de aprecio y de respeto. Nuestro Señor mismo, con sus ejemplos, nos enseña a portarnos así con nuestros amigos. ¿Quién no admirará con transportes de amor a este buen Maestro, que toma el oficio de los siervos, arrodillándose delante de sus discípulos para llevarles y besarles afectuosamente los pies, y que deja reposar sobre su Corazón la cabeza de Juan, su amigo predilecto? A este dulce e incomparable modelo es a quien santa Margarita copió fielmente y a quien desea que emiten los devotos del Sagrado Corazón en sus relaciones de amistad. ¡Cuán instructivo es estudiar a los Santos en los detalles íntimos de su vida! Lo que ningún libro nos puede enseñar, no os lo predican sus ejemplos con fuerza irresistible.
¿Qué más se puede hacer para excitar en nosotros ese afecto respetuoso para con nuestros amigos? A ejemplo de santa Margarita María, no los miremos sino en el Corazón de Jesús que los ama y de quienes quiere ser amado. Considerando únicamente en el divino Corazón la sierva de Dios a las personas que le estaban unidas por la amistad, las veía como rodeadas enteramente por la divina aureola del amor del Sagrado Corazón; Lo que las hacía a sus ojos dignas de una especie de veneración respetuosa, cualquiera que fuera, por lo demás, su posición social, más o menos elevada. El amor que el Corazón de Jesús tenía a estas personas, y el amor que éstas tenían al divino Corazón, eran a los ojos de la Santa los títulos más preciosos de honor. No imitaba a estos amigos egoístas que tributan los testimonios de su amistad según la calidad de sus amigos; ella los consideraba, los honraba y los amaba a todos en la grandeza del “adorable Corazón de Jesús”.
La tercera cualidad de la amistad en la confianza recíproca ….
…que hace que los amigos no tengan secretos entre sí. “Ya no os llamaré mi siervos, decía nuestro Señor a los apóstoles, porque el siervo no sabe lo que hace su Señor. Os he llamado mis amigos, porque os he dado a conocer todo lo que he aprendido de mi Padre.”
El estudio atento de las cartas de santa Margarita María enviaba sus Hermanas, enseña a los siervos del Sagrado Corazón, no solamente la confianza con que deben portarse con sus amigos, sino también el objeto de sus confidencias, porque la confianza no debe degenerar en Indiscreción. La sierva de Dios habla únicamente de lo que interesa a la gloria del Sagrado Corazón, a su santificación personal o a la salvación del prójimo; pero permanece muda respecto a las noticias del mundo, especialmente a lo que pueda herir la caridad o dar salida al amor propio. Si hablaba de las gracias, que Dios la favorecía, siempre era para humillarse y glorificar al Señor, o pedir consejo, y todavía lo hacía con extremada reserva. Con frecuencia su pluma parecía estar a punto de detenerse por la aprehensión que tenía de que sus confidentes comunicas sus cartas a personas extrañas.
La cuarta cualidad, tal vez la principal, es la fidelidad
El mayor elogio que se pueda hacer de un amigo es llamarle fiel. Esta cualidad conviene principalmente a la amistad según el Sagrado Corazón, que no sólo debe durar cuanto nuestra vida mortal, sino que está destinada a perpetuarse eternamente en el cielo, como el amor del Corazón de Jesús, de que es uno de sus rayos más puros. El Corazón divino es donde los amigos estaban indisolublemente unidos en el cielo por los lazos del amor, después de haberlo estado en este mundo.
“Acordaos, decía la Santa a unas fervorosas novicias, de que si yo muero antes que vosotras, ocuparéis mi lugar delante del Santísimo Sacramento para pedirle perdón por todas las irreverencias y ultrajes que ha recibido de mí. Si Dios me concede su misericordia, os prometo que yo no os olvidare, sino que haré por vosotras cuanto esté de mi parte. Espero amaros eternamente del corazón de Jesús como a sus queridas hijas. “
En otra carta decía al Padre Croiset:
“no sé cómo admitís la duda de que yo os olvido o quiera retractar un pacto y unión de bienes espirituales que tan ventajoso es para mí y que tengo a gran dicha. Tanto más que me parece que hallo motivo de creer que esta unión participa de la ardiente caridad de nuestro Señor Jesucristo, quien, como espero de su bondad, la hará subsistir eternamente en su Sagrado Corazón, donde todo es permanente.”
Quinta cualidad de la amistad, como el fruto de todas las demás, es la abnegación.
Esta funda entre los amigos verdadera comunidad de intereses, de suerte que cada uno de ellos se identifica con los intereses de los demás, se regocija de su felicidad como de la suya y sufre con sus males como si fueran los propios: Alégrense con los que se gozan; llorad con los que lloran. Romanos, XII, 16.
Lo que da eficacia y valor a la abnegación inspirada por la devoción al Sagrado Corazón, es que no es el resultado de un afecto puramente humano; esta negación es fruto del amor de Jesús, o más bien es una especie de participación de la negación del Corazón de Jesús, que se ocupa con tierna solicitud de todos sus amigos. Esta abnegación por amor es la destrucción completa del egoísmo; realiza plenamente aquella unión de las almas de los corazones que se admiraba entre los primeros cristianos” un solo corazón y una sola alma” y que la devoción del Sagrado Corazón está llamada a reproducir.
Todo verdadero devoto del sagrado corazón debe, pues, manifestará su prójimo, sobre todo a sus amigos, absoluta admiración. Porque eso fue uno de los rasgos distintivos de santa Margarita María, en sus relaciones de amistad, este espíritu de abnegación.
“Mi corazón, decía sus hermanas, os quiere verdaderamente y os ama sinceramente en el de nuestro buen Maestro. En este Corazón sagrado miro a vuestras queridas personas como a mí misma. Vuestros intereses están muy dentro de mi corazón. Persuadidos de verdad.”
El corazón de Jesús desea que mostremos nuestra federación para con los amigos, en especial cuando sean visitados por la tribulación. Entonces es cuando debe manifestarse nuestra comunidad de intereses con ellos.
“Mi queridísimo hermano, leemos en otra carta; quisiera poder demostrar os la parte que tomó en todas las visitas dolorosas con que el Señor os regala, sobre todo con la enfermad de mi querida Hermana, lo que es tan sensible para mí que no se expresarme … Exhortarla a que se aproveche bien de ella, pues yo no me encuentro en estado de darle el consuelo que deseáis, estando yo misma tan mal, que apenas puedo escribir una palabra … Asegurarle que no dejó de hacer por ella todo lo posible cerca de nuestro Señor; Pero mis pecados me hacen indigna de ser escuchada. Con todo mi corazón quisiera poder contribuir de algún modo a su santificación y consolación, y nada hay que yo no quisiera hacer y sufrir para ello, fuera del pecado… Abrazo mil veces a la querida enferma y os ruego que la consoléis cuanto podáis, sin dejaros abatir por la pena.”
Esfuercen se los verdaderos devotos del Sagrado Corazón en tener con los amigos está pureza tan perfecta, está ternura tan respetuosa, esta confianza tan completa, pero acompañada de discreción, esta fidelidad a toda prueba y están negación tan absoluta de que tan hermosos ejemplos no se acaba de ofrecer santa Margarita María. Procuren, sobre todo, con el mayor celo, introducir a sus amigos en el Corazón de Jesús, verdadero paraíso terrenal de las almas, fin y centro de toda la amistad verdadera.