Gabriel María Verd, S.J, Meditaciones sobre la oración rítmica “Corazón de Cristo“
Confórtame, Señor; Consuélame, Señor. Tú, que dijiste “felices los que lloran, porque ellos serán consolados” (Mt5,4), Consuela mi corazón en las penas, las tristezas y los dolores de esta vida. Dame en mis padecimientos la secreta alegría de saber que estoy completando en mi carne lo que falta a tu pasión, a favor de la Iglesia (Col 1,24). Pues dónde rebosan tus padecimientos, también rebosa tu consolación (2 Cor 1,5).
Tú, que consuelas a los humildes (2 Cor 7,6), dame a comprender que “la perfecta alegría” (San Francisco) sólo se encuentra en la sencillez, en la pobreza, en el desprecio y en la cruz, abrazados por ti. Pues no quiero gloriarme, sino en la cruz de mi Señor Jesucristo (Gál 6,14), ni tener otra gloria que la de ser como tú.
Corazón de Cristo, fuente de toda consolación, consuela me con la esperanza de los bienes que nos esperan, los que vienen del Dios de las misericordias y Padre de toda consolación (2Cor 1,3). Dadme el gozo y la alegría de saber me hijo del Padre, hermano tuyo y amigo del Espíritu Santo, el Espíritu consolador que habita en mi punto pues vivís en mi y viviré en vosotros por toda la eternidad.
Confórtame, Señor; dame fuerzas, Señor. Fortalece mi divinidad, para que nunca desfallezca en tu servicio. Fortaléceme en las tentaciones, para que nunca traición a tu amistad. Fortaléceme ante el mundo, para que en todas partes sepa dar testimonio de ti. En todas mis pruebas fortalece mi fidelidad, para que pueda llegar a la meta y recibir de ti la corona de la vida (Sant 1,12; Ap 2,10; Cor 9, 24-27).
En verdad, Señor, “el espíritu está pronto, pero la carne es débil” (Mt 26,41). Pero afecto mi debilidad, me glorío en mi debilidad (2 Cor 11,30; 12,5), me gozo en mi debilidad (2 Cor 12,10), porque cuando soy débil, entonces soy fuerte(ib). No quiere otra fuerza que tu gracia (2Tim 2,1) y que tu espíritu (Ef 3,16). Pues todo lo puedo –ir solo lo puedo –en aquel que me conforta (Filip 4,13). Corazón de Jesús, sólo en ti confío. Corazón de Cristo, confórtame