Día 30 de Junio: Tú eres la puerta
Pasaje evangélico:
“Yo soy la puerta. El que por mi entraré se salvará. Integrar y encontrará pasto …”. Juan, 10,9.
Oración diaria:
Tú eres la puerta, Señor. No hay otra puerta. Las que hay son falsas. Inducen a un callejón sin salida. Hubo un laberinto que enloquece y aliena. Tú eres la puerta. La verdadera. La queda pasto. Verde, fresco, dilatado. Dices que Tú puerta es estrecha. Pero el amor no es estrecho, si no ancho. No es rápido peligroso, sino remanso apacible. Dices que pocos dan con esa puerta. Pero será que son pocos los que aman. Y eso que estamos en el mundo del amor y de la libertad. Todo el que ama en verdad encuentra Tú puerta. Siempre está abierta. Detrás estás Tú, alimento que sacia, que no da más hambre. Yo quiero dar con tu puerta, Señor. Quiero entrar por ti. En el mundo de la mentira no quiero puertas falsas. Ofrecen su producto lleno de colorines y atractivo. Pero engaña. Te sacan el jugo, que vacían, no alimentan, seca. Tú eres la puerta, Señor. No hay otra.
(petición )
Pensemos en algún devoto del Corazón de Jesús:
Theilard de Chardin. Hombre moderno. Científico apasionado. Amante de la materia y de la bondad de la acción del hombre y el progreso. Amo el Corazón de Cristo. Porque es el centro, el fin al que entiende todo. Al que tiende la materia en su evolución hasta el pleroma o plenitud civilizada. “ tal como yo he experimentado al contacto con la tierra: la diafanidad de lo divino en el corazón del Universo que se ha hecho ardiente … Cristo. Su Corazón. Un fuego capaz de penetrarlo todo, y que, poco a poco, se extiende por todas partes”. Toda la vida es “medio divino”. Ve a Dios en todas las cosas y sucesos. Mi ser causado por multitud de causas, raíces, prolongaciones de una cadena divina material. “Todo es sagrado”, es “ el poder espiritual de la materia”. “Mi Universo terminará centrándose, al enamorarse, en el Corazón de Cristo”. “La tierra elevará maternalmente en sus brazos gigantes y hará ver el rostro de Dios, a quien apasionadamente ame a Jesús escondido en las fuerzas que hacen crecer a la tierra”. De aquí su así miento y de esa si miento, su “indiferencia apasionada”. De aquí su “pureza”: buscar a Dios por todas partes. Y la “Caridad “ o la solidaridad. El obstáculo, los “pequeños amores cerrados”, el exclusivismo de lo individual. Y de aquí la lucha contra el dolor, el mal y toda disminución. Salvo la voluntad de Dios que dirige el proceso. En Tenzon, junto a Pekín, murió este gran hombre y Jesuita, en abril de 1955
Oración de todos los días: “de San Ignacio de Loyola“
Tomad, Señor, y recibid
toda mi libertad,
mi memoria, mi entendimiento
y toda mi voluntad;
todo mi haber y mi poseer.
Vos me lo disteis, a vos, Señor, lo torno.
Todo es vuestro.
Disponed a vuestra voluntad.
Dadme vuestro amor y gracia,
Que esto me basta.
(San Ignacio de Loyola. En los ejercicios espirituales, Manresa, 1522 y Roma, 1544)
Consagración al Corazón de Jesús:
Te amo, Señor. Tuyos son, Señor. Nada me reservo. Lo que quieras, quiero yo. Lo que hagas, hago yo. Lo que organices, lo quiero yo. Tú me enseñas. Tú calmas mi inquietud. Tú mía quietas. Y Tú revolucionas mi motor. Se calienta en la ruta a tu interior. Cógeme. Estrújame. Corta el sarmiento. Pódame. Con mayor fuerza nacer a tu sabia. Que ella me penetre. Eso me basta. Esa es mi fuerza y mi vida. Nada quiero. Con este vacío de mí, creceré. Crecer en ti es lo que quiero. Y nada más. Tu vida es abundante, Señor.
Dice Pablo de tarso: “Hermanos, os ruego por la misericordia de Dios, que os ofrezcáis como sacrificio vivo y consagrado, agradable a Dios. Este es el culto que debéis ofrecer” (Rom 12,11).
Cantó final:
Cantemos al amor de los amores …
Sagrado corazón de Jesús, en Vos confío.