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Comenzamos en este mes de junio un camino de 30 dias. Como os decía ayer, si queréis, vamos a meternos muy dentro del Corazón de Cristo, para descansar y para enriquecernos con su amor. Los ejercicios espirituales (a partir de ahora EE) en la vida diaria no son igual que los EE en retiro absoluto, pero son también días de gracia y de conversión. El tiempo que podáis dedicar cada uno a la oración será diferente. A los que podáis, os animo a que escojáis una hora fija, a ser posible, y un lugar: la iglesia, vuestro cuarto, un jardín… Que sea el lugar y la hora de vuestro encuentro con Jesucristo. También ayuda, como es lógico, el silencio y las imágenes que podáis mirar. El Señor nos habla en el corazón, pero son importantes los oídos, para escuchar alguna canción que nos serene o nos entone espiritualmente, para escuchar el silencio o el sonido del viento, los pajarillos o el rumor de la ciudad al fondo… también los ojos para mirar una imagen que nos recoja la atención o para cerrarlos y mirar con la imaginación.
Lo importante es que todo nos ayude al encuentro con el Señor. Me tenéis también a vuestra disposición a través de este medio por si os surgen dudas o queréis comentar cualquier dificultad. Contad con mi oración por todos y cada uno de vosotros.
Podemos empezar el día invocando al Espíritu Santo y renovando nuestra consagración a su Corazón por medio de María.
Ven Espíritu Santo
inflama nuestros corazones en las ansias redentoras del Corazón de Cristo para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras en unión con Él por la redención del mundo
Señor mío y Dios mío Jesucristo, por el Corazón Inmaculado de María me consagro a tu Corazón y me ofrezco contigo al Padre en tu Santo Sacrificio del altar con mi oración y mi trabajo
sufrimientos y alegrías de hoy en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino
Te pido en especial
Por el Papa y sus intenciones
Por nuestro Obispo y sus intenciones
Por nuestro Párroco y sus intenciones
DÍA PRIMERO. Mes del Corazón de Jesús
PLÁTICA INTRODUCTORIA
Empezamos este mes del Corazón de Jesús sobre todo para ESTAR CON JESUCRISTO. Esto es lo que pretendemos con estas reflexiones. Desde por la mañana acercarnos a Jesucristo para descansar con Él. Cuando Él llamaba a los Apóstoles, cansados de tanto trabajar, de tanto recorrer las tierras de Palestina predicando la Palabra del Señor, Él les invitaba y les decía: “Venid aparte conmigo y descansad un poco”. Esto nos dice el Señor: venid aparte y descansad un poco.
Lo necesitamos… después de un año de trabajo intenso por el Señor uno tiene necesidad de un descanso con Jesucristo. Después de un año donde uno ha pasado, más o menos, sus crisis interiores, sus dificultades interiores, donde uno ha podido perder algo de su intimidad con Cristo, necesita un descanso, un dejar las cosas para volver a la intimidad con Cristo, así con paz, despacio, sin prisas. Y en medio de esta pandemia del Coronavirus necesitamos acudir a los brazos del Señor.
No hay fatiga tan grande como la fatiga de la fe, la fatiga de la santidad, que san Pablo denomina “el trabajo de la caridad”. Y nosotros estamos cansados de ese trabajo de la caridad. Tenemos que venir a Cristo para estar con Él. Venimos, pues, al Corazón de Cristo, a descansar en Él. Y DESDE AHORA NOS CONSAGRAMOS A ÉL de verdad; y le consagramos estos días de descanso y de retiro interior con Él, con sencillez, como viviendo a la luz del Señor, en el ambiente del Señor. Nos consagramos a Él desde ahora, y os aseguro que ésta será la medida del fruto de este mes: la medida de la verdad de nuestra consagración a Él.
Por lo tanto, grandes esperanzas en este mes del Corazón de Cristo, porque EL SEÑOR TIENE GRANDES DESIGNIOS sobre nosotros, grandes planes. Y como Él tiene grandes promesas para los que se consagran a Él, en las que uno ya no necesita creer porque es que las ve… Al principio uno cree; pero como decían los de Samaría a aquella buena mujer samaritana: “ya no creemos por tu palabra, sino porque nosotros hemos visto que éste es el Mesías”. Pues algo así. Uno ya no cree en las promesas del Corazón de Cristo porque uno mismo las ha visto, tantas veces….
Pues, ABRIRNOS A LA ESPERANZA, con una esperanza grande, pero muy grande. El Señor nos habla a través de estas reflexiones, de las lecturas de la misa de cada día, pero… como habla en cualquier parte, como no hay lugares ni ocupaciones fijas para que Él hable, tenemos que mantenernos TODO EL DÍA EN ESA ATENCIÓN AMOROSA a la Palabra del Señor. Podemos dedicar durante este mes algún tiempo a estar delante del Señor en el Sagrario, pero sobre todo visitas frecuentes desde donde estemos, aspiraciones constantes del corazón, abriéndonos al Señor de verdad. Y así, esta misma mañana, ya desde ahora, abrir nuestro corazón a la esperanza y a esta atención amorosa a su voluntad. Que entremos de una vez en las vías del espíritu. Que muchas veces no acabamos de entrar; estamos como a mitad. No reservarnos nada. Si no tengo el valor de ofrecérselo al Señor, al menos no limitar la acción del Señor diciendo: esto no se toca, aquí no hay nada que hacer. Abrirle de par en par las puertas de nuestra vida. Y así, vivir en recogimiento interior esta entrega de nuestra parte a la voluntad del Señor en esta convivencia con Él de estos treinta días.
¿Y qué vamos a hacer bajo la mirada de Jesucristo, en el descanso de su Corazón? Iniciamos un CAMINO DE SANTIDAD HEROICA estos treinta días. Vamos a subir al Monte del Señor, pero deprisa, deprisa. “Amemos, corramos” como decía san Agustín. Intentemos no negarle nada a Jesucristo desde este primer día. Deseemos ser FIELES A TODO. Vamos a remediar eso que tú sabes. A veces decimos: “si yo no tuviera esa falta…, si yo no tuviera ese defecto…, si yo no procediera de esa manera…, si venciera esa negligencia en el trato con el Señor… Pues bien; eso que cada uno de nosotros ve como un obstáculo a la perfección, eso, lo puedes anotar desde ahora. No porque este mes sea arreglar eso; no digo eso; pero puede ser que haya necesidad de una purificación para emprender ese camino a grandes pasos hacia la santidad. Hoy se habla mucho de la llamada de todos a la perfección, etc., pero resulta después una perfección que es, totalmente barata. No. Hablamos de la perfección en serio. Y el Señor tiene preparadas para nosotros grandes gracias de santidad y de apostolado; y hay que prepararse.
Vamos a HACER ESTE MES. De modo que no empezamos a leer meditaciones, no. Vamos a llevarlas a nuestra vida. Leer es para algo que hay que hacer. Ni siquiera leemos para pensar. La cuestión es VIVIRLO. El hombre no está hecho para pensar. El hombre está hecho para amar. Y el que piensa mucho y cree que todo está en pensar, suele ser de ordinario un fracasado de la vida, que no sabe DARSE. Que a la vida venimos a darnos,y mientras una persona no ha llegado a darse, no es madura; aunque piense mucho, y aunque hable mucho y aunque diga mucho de su personalidad, si no es capaz de darse, no hay madurez personal. El hombre está hecho para darse.
Hay peligro de tomar la vida como una cierta ficción; proceder como si… ¡Ay! Esto es fatal. Yo procedo como si Jesucristo me amara, “COMO SI”, pero no llego a vivir de verdad, íntimamente, que Jesucristo me ama. Como si Jesucristo me amara; como si el pecado fuera un grande mal, pero sin caer en la cuenta de verdad. Es necesario CREER DE VERDAD que Jesucristo me quiere santo; que me prepara grandes gracias; que me ama con locura; que desea mi amor…y quiere establecer conmigo esta relación de amor mutuo hasta la transformación mutua… Que es verdad que muchos se condenan; se juegan la eternidad ahora. Leemos en el P. Scaramelli un ejemplo que él cuenta de un joven que fue a la Universidad de París a oír teología. Entró en la clase, y el profesor que estaba explicando aquella expresión: “Si quieres ser perfecto, vete, vende todo lo que tienes, dalo a los pobres, ven y sígueme”. Y oyó esas palabras, salió de la clase y ya no volvió. Y le dijeron: pero, ¿por qué no vuelves? Dice: Ya me basta lo que he oído. Ahora sólo tengo que cumplirlo; cuando haya hecho esto, iré a otra lección. Eso es tomarlo en serio. Pero nosotros oímos y nos quedamos tan tranquilos: ¡Oh, qué paso tan hermoso del Evangelio! ¡Qué bonito! Y ahí nos quedamos.
En este mes podemos vivir un VERDADERO PROGRESO VITAL. En la vida no hay nunca retroceso. Por tanto, como este Mes es vida, vamos a vivirlo, no vamos a destejer nada de lo que ya hemos hecho hasta ahora en nuestra vida espiritual. Esto es muy importante. Este Mes del Corazón de Jesús es verdad; como es vida, es verdad, es sinceridad. “El Padre busca tales adoradores que lo adoren en espíritu y en verdad”. De verdad; de veras. Por lo tanto, NO DESTEJER. Soy una persona que vive con Cristo, y voy a ver estas verdades que expondremos, en el grado de vida espiritual en que yo me encuentro ahora. Si alguien ha llegado a un cierto modo de orar, de contemplar… creer que ahora tiene que dejarlo todo y volver al principio, es error manifiesto. Porque es ficción… no es verdad… Vivimos en la vida espiritual auténtica. Estoy en este grado de oración, en este modo de orar… pues retén ese modo de orar y vamos a caminar adelante desde el punto en que te encuentras. Ni vamos a destejer tampoco en el mismo Mes. Todo va a ser subir, una meditación después de otra, desde el punto de vida espiritual en que estamos ahora. Hacia arriba, a lo alto. “Duc in altum”.
Toda vida es un PROCESO INTEGRATIVO. Hay una integración; y eso supone que cada paso que se ha dado ya no se desteje más, sino que influye en el siguiente, y el siguiente recae sobre el precedente, y los dos forman una unidad; y así se camina adelante. Hay que subir cada peldaño de este Mes, conseguir el fruto de cada meditación, cada día, saborearla en los tiempos libres. Para hacer así este Mes es necesario olvidar de alguna manera todo lo demás. “El que se ocupa demasiado de hacer el bien, no tiene tiempo de ser bueno”, decía un poeta indio.
OLVIDAR Y TRABAJAR.
Ponerse en oración. Dilatar el corazón desde el principio. Y mantener esa fidelidad suave al Señor en cada momento del día, siguiendo lo que iremos indicando en las meditaciones de cada día como orientación. Con fidelidad siempre.
¿Cuáles van a ser las CARACTERÍSTICAS DE ESTE MES? Va a ser una verdadera integración del hombre espiritual. Vamos a ir ponderando todos los principios, viviendo con el Señor y realizando lo que debe ser. El hombre espiritual, la persona espiritual debe ser una persona de luz divina en la inteligencia, de amor divino en el corazón, de decisión divina en la voluntad y en el comportamiento de su vida. Vamos a procurar esto: ILUMINAR LA MENTE, INFLAMAR EL CORAZÓN Y CONFIRMAR LA VOLUNTAD.
-Por lo tanto, EN EL ENTENDIMIENTO será un Mes de fe. No vamos a hacer grandes elucubraciones teológicas. El Señor qué pocas elucubraciones teológicas. Pocas… Bien sencillo: “Vete, y haz lo mismo”. Perdemos la fe a fuerza de discurrir, muchas veces, y creemos que raciocinamos mucho… somos inteligencias luminosas…Y vamos perdiendo toda la riqueza de la fe, sencilla, dócil a Dios. Van a ser las meditaciones así: sencillas… docilidad a Dios, luz de fe. Es caminar hacia Dios. Creyéndole siempre, sabiendo que es verdad, que es el verdadero valor de las cosas, es el que nos da la fe, y nosotros lo aceptamos. ¿La fe me ha dicho esto? Lo acepto. Si me dice que un acto de puro amor hace más por la Iglesia que todas las obras exteriores juntas sin ese amor, pues creerlo… Es así… Es verdad, aun cuando me parezca a mí que todo el porvenir del mundo actual está en correr mucho. Está en amar mucho. Corriendo o parados, como el Señor quiera; pero en fuerza del amor, no en fuerza del motor. Y lo mismo en lo demás; y en la reparación, y en el valor de la cruz, y de la mortificación… Que no nos entra… Con ojos humanos es absurdo. Y si yo para decir que hay que llevar la cruz tengo que empezar a hacerle argumentos, pues le diré lo mismo que decía Cristo: “Si uno no toma su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo”. Ahí está claro. Es la luz de la fe..
-EN LA VOLUNTAD, van a ser días de gracia; más que de fuerzas nerviosas, gracia, gracia del Señor abundante… gracia. Gracia extraordinaria del Sagrado Corazón que se va a volcar en estos días, con seguridad.
-Y EN EL AFECTO, en el corazón, va a ser un Mes del don de Sabiduría: Conocimiento íntimo de Jesucristo, conocimiento íntimo de las verdades superiores, conocimiento íntimo del Señor, que es bueno. “Venid y gustad cuán bueno es el Señor”. Gustadlo… Ese sabor interno del Espíritu Santo, que es el que nos da energía y nos da fuerza y nos da docilidad y sumisión, porque es todo esa especie de instinto que nos pone de acuerdo con Él. Eso van a ser estos días del mes de junio. Una ayuda para que pueda operar más libremente y más directamente el Criador con su criatura y la criatura con el Criador a solas. Pidamos al Espíritu Santo desde este primer día para que se realice en cada uno de nosotros este contacto íntimo de amor.
Acabamos con una canción y rezando al Corazón de Jesús
Oh Dios, que en el corazón de tu Hijo,
herido por nuestros pecados,
has depositado infinitos tesoros de caridad;
te pedimos que,
al rendirle el homenaje de nuestro amor,
le ofrezcamos una cumplida reparación.
Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén
ARRIBA LOS CORAZONES!!!