Día 23 de Junio: propia Jesús lo dijo: Hombre de bien.
Pasaje evangélico:
El propio Jesús lo dijo: da más felicidad dar que recibir. Nosotros somos testigos de que él pasó haciendo el bien”. Hechos de los apóstoles, 20, 35 y 10,38.
Oración diaria:
Gracias, Señor, por haber sido así. Gracias por ser como eres. Qué distinto fuiste. Por eso no te entendieron. Si hubiese sido malo habrían entendido tu lenguaje. Serías uno de ellos. Habrías tenido éxito con ellos. Pero tú no te falsificaste a Ti mismo. Comprendiste lo mejor y lo seguiste. “Si todavía buscase agradar a los hombres no sería siervo de Cristo”, dice tu amigo de tarso. Por eso fuiste feliz, porque dabas. Siempre, sin cansar te. Sin esperar recompensa aunque gustabas del agradecimiento. Viviste en la gratuidad. “Dad gratis lo que gratis habéis recibido”. En tu final pocos que fueron fieles, pero nunca te arrepentiste del bien hecho. Vaya vida la tuya: pasar entre nosotros haciéndonos el bien. Fantástico.
(petición )
Pensemos en algún devoto del Corazón de Jesús:
El Papa San Juan XXIII. Así cuenta este gran papa su devoción personal al Sagrado Corazón en su vida. “La devoción al Corazón de Jesús me ha acompañado toda mi vida… Apenas recién nacido me consagraron al Corazón de Jesús… Para tener éxito en mi apostolado no quiero otra escuela pedagógica que la del Sagrado Corazón de Jesús. Si, el Corazón de Jesús es como me gusta huir de San Agustín: “La puerta de la vida” es necesario pasar por aquí a toda costa. Y yo quiero pasar por esta puerta…
Para preservar me del pecado Dios se sirvió de la devoción al Santísimo Sacramento y a su Corazón Sagrado. Esta devoción deberá ser siempre el elemento más eficaz de mi progreso espiritual”. “En el Corazón de Jesús debo hallar la solución de todas mis dificultades. Es mi deseo más ardiente poder hacer algo por ese inestimable objeto de mi amor”. Y nos relata la influencia que tuvo en su carácter bondadoso: “Cuando oigo hablar del Corazón de Jesús y del Santísimo Sacramento siento una gran alegría. Es qué Jesús me llama de esta manera porque quiere que me situé de lleno allí donde está la fuente de toda bondad, su Sagrado Corazón, que palpita tras los velos de la Eucaristía”.
Oración de todos los días: “de San Ignacio de Loyola“
Tomad, Señor, y recibid
toda mi libertad,
mi memoria, mi entendimiento
y toda mi voluntad;
todo mi haber y mi poseer.
Vos me lo disteis, a vos, Señor, lo torno.
Todo es vuestro.
Disponed a vuestra voluntad.
Dadme vuestro amor y gracia,
Que esto me basta.
(San Ignacio de Loyola. En los ejercicios espirituales, Manresa, 1522 y Roma, 1544)
Consagración al Corazón de Jesús:
Usemos la fórmula General del Apostolado de la Oración:
Corazón de Jesús, manantial inagotable de gracia, amor y paz. Corazón del que nació la Iglesia, gracias por recibir de ella en el bautismo, gracias por continuar ofreciéndote diariamente en la Eucaristía. Yo me entrego y consagro a ti. Quiero vivir de verdad mis promesas bautismales. Adéntrame, Señor Jesús, en tu Corazón. Cambia me este corazón de piedra. Que se parezca al tuyo para no hacer ya mi voluntad sino la del Padre, como Tú. Préstame tu Corazón herido, tu Corazón fuerte, para que aprenda a entregarme a la empresa de que venga a nosotros tu reino de justicia, amor y paz”.
Cantó final:
Amante Jesús mío, o cuánto te ofendí…
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.