Día 1
A un alma que tenga verdaderos y
grandes deseos de ser toda de Dios, ¿qué le importa
la manera y el camino por donde Él la
lleve? Con tal que el Señor esté contento, esto
solo debe bastarnos.
Día 2
Debemos hacer conocer la verdad de
nuestros buenos deseos con las obras, más bien
que con las palabras, que son sospechosas si no
las abona nuestra conducta.
Día 3
En un alma que quiera ser toda de Dios
no se compagina el que con frecuencia cometa
faltas voluntarias de sinceridad, y que lo haga
intencionadamente, buscando subterfugios y
ciertas simulaciones en sus palabras y obras, y
no caminando por la senda derecha de los que
miran solo á Dios en todo lo que hacen, y sin
artificio alguno solo á Dios toman por divisa.
Día 4
Si viera yo en un alma todas las virtudes
sin la sinceridad, aunque esa alma estuviera enriquecida
con otras muchas gracias, digo que
todo esto no me parecería más que engaño é ilusión.
Día 5
Paréceme que para llegar á la perfeccion,
no hay camino más corto, ni medio más seguro
de salud, que el consagrarse uno todo entero al
divino Corazon, para rendirle todos los homenajes
de amor, honor y alabanza de que seamos capaces.
Día 6
Con las faltas de sencillez se da al enemigo
poder completo para hacer burla de nosotros
y engañarnos como quiera: él se engríe mucho
cuando le guardamos el secreto.
Día 7
¡Ah! :Si pudiérais entender cuánto bien es
amar al Sagrado Corazon y ser de él amado!
Ninguno de los que le estén particularmente
dedicados y consagrados, creo que se podrá
perder.