Día 20. Observad el silencio interior echando fuera todo pensamiento inútil, todo cálculo de amor propio para disponeros á oír la voz del Esposo.
Día 21. Silencio en todo lo que pueda ser alabanza, o excusa nuestra, vituperio o acusación de los demás.
Día 22. Silencio en aquellos pequeños movimientos impacientes á que nos arrastra nuestro no mortificado natural, para mostrar nuestro contento en las cosas alegres, o nuestro disgusto en las tristes.
Día 23. El divino Corazon será vuestro Director y vuestro todo. Sea, pues, vuestra alma toda de
Dios y toda para Dios: un solo corazon, un solo amor, para un solo Dios.
Día 24. Es menester que os abandonéis de todo en todo al amor, y que lo dejéis obrar por vosotros, contentándoos con asociaros a él en todo mediante una humillación profunda de vosotros mismos.
Día 25. Tan pronto como hayáis cometido cualquier culpa, después de haberos humillado por ella, acudid a tomar en el Corazon de Jesús la virtud contraria a aquella inclinación vuestra, para ofrecerla en expiación al Eterno Padre.
Día 26. Cuando tengáis que sufrir alguna cosa, alegraos por la semejanza que así alcanzáis con Jesús por los oprobios e injurias que sufra en el Santísimo Sacramento.