Mes del Corazón de Jesús basado en las meditaciones del Mes de Ejercicios del P. Mendizábal. Día 2

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Comenzamos este segundo día de nuestro mes del Corazón de Jesús. Hoy vamos a empezar a recordar cuáles son las bases sólidas, firmes de nuestra vida. San Ignacio comienza sus EE con esta meditación llamada: Principio y fundamento». Intentaremos hoy profundizar en quiénes somos y para qué estamos en este mundo. No queremos hacer disquisiciones filosóficas sino encontrar de nuevo el sentido profundo de nuestra existencia.
Vamos a empezar el día invocando al Espíritu Santo  que es el que puede darnos la luz que necesitamos y renovando nuestra consagración al  Corazón de Jesucristo por medio de María.
Ven Espíritu Santo
inflama nuestros corazones en las ansias redentoras del Corazón de Cristo para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras en unión con Él por la redención del mundo
Señor mío y Dios mío Jesucristo, por el Corazón Inmaculado de María me consagro a tu Corazón y me ofrezco contigo al Padre en tu Santo Sacrificio del altar con mi oración y mi trabajo
sufrimientos y alegrías de hoy en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino
Te pido en especial
Por el Papa y sus intenciones
Por nuestro Obispo y sus intenciones
Por nuestro Párroco y sus intenciones
DÍA SEGUNDO. PRINCIPIO Y FUNDAMENTO.
Hoy tenemos una tendencia a interesarnos por todo, por “lo global”. Pero Catolicismo significa TOTALIDAD, por su palabra misma, “catolon”, “en cuanto a todo”. No sólo en el aspecto universal, sino en el aspecto de profundidad individual. En ese interés nuestro por todo, por lo universal, a veces PERDEMOS EN PROFUNDIDAD. Hay gente que resuelve todos los problemas sociales de todo el mundo, menos los de su propia vida.
La vida cristiana es sencillísima. No digo que sea fácil; digo que es sencillísima. Precisamente, LA DIFICULTAD ESTÁ EN LA SENCILLEZ. Porque ¡es tan sencilla…! Es darse a Dios. No hay más. Sin reservas. Y es sencilla… Tan sencilla, que, como no la vivimos, la complicamos. Entonces UNO NO LLEGA A DARLO TODO, y se queda contento porque va resolviendo los problemas que se presentan poco a poco.
Muchas veces se dice: LO QUE JESUCRISTO HUBIERA HECHO HOY, eso tenemos que hacer nosotros. Pero esto no resuelve nada. Porque todos decimos que Jesucristo hubiera hecho lo que hacemos nosotros. De modo que, “lo que Jesucristo haría hoy” no nos resuelve la cuestión; no vale nada eso. Eso me dice sólo lo que usted piensa hoy; nada más. En este sentido es difícil orientarse en nuestra vida de hoy.
No se trata de hacer modificaciones externas. “El hábito no hace al monje”, decían los antiguos. Hay que ir a la raíz: nuestro modo de vida, nuestro nivel de vida, nuestro tono de vida. Este es el puntoimportante. Solemos ser muy sensibles a esta pregunta: ¿QUÉ ESPERA EL MUNDO DE LA IGLESIA DE HOY? Y ¿QUÉ NOS IMPORTA A NOSOTROS LO QUE ESPERA EL MUNDO DE LA IGLESIA DE HOY? Como si el mundo tuviese criterio para saber lo que debe ser la Iglesia de hoy… Si Jesucristo hubiese seguido este criterio: lo que esperaba Israel del Mesías… estaríamos buenos ahora. No, no importa nada. Porque el criterio de nuestra vida religiosa no lo va a dar el mundo, y no lo debe dar.
Ahora bien; ¿CÓMO HA DE SER LA IGLESIA DE HOY SEGÚN LA MENTE DE CRISTO? Este es el punto difícil. Aquí es donde tenemos que orientarnos. Y fácilmente, cuando tocamos estos problemas y leemos revistas que se escriben por todas partes, FÁCILMENTE PERDEMOS DE VISTA EL ASPECTO SOBRENATURAL: ver las cosas con los ojos de Dios. Qué piensa Dios de esto. Lo que piensa Jesucristo de las cosas: de la educación, de la formación, de la vida personal de santidad, de la vida de austeridad, de la familia, de la vida de oración, del apostolado… lo que piensa Jesucristo. Cuál es el sentido de mi vida. Pues bien; para esto vamos a considerar –pero no considerar solo; decíamos que estos días no son pensar, sino vamos a realizar vitalmente- el Principio y Fundamento.
Dice san Ignacio: “El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su alma; y las otras cosas sobre la faz de la tierra son criadas para el hombre, y para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado”
San Ignacio pretende que CAIGAMOS EN LA CUENTA cada uno, no la humanidad, sino el hombre, singular, concreto, del sentido de su vida: por qué está aquí. El hombre ha sido creado –de modo que tú has sido creado, puesto en esta vida- PARA AGRADAR A JESUCRISTO. Podemos expresar así esas palabras: “alabar, servir y hacer reverencia”. Y así, agradando a Jesucristo, obtener la plena felicidad de tu alma, la plena salud, el pleno bienestar de tu alma en esta vida; no sólo en la otra; en esta vida. Eso es “salvar el alma”.
Esta es la luz de la fe en la inteligencia. EL SENTIDO DE MI VIDA ES AGRADAR A CRISTO, y así ser feliz. Y todo lo demás, para que me ayude a agradar a Cristo, y así ser feliz. Consecuencia en la voluntad: POR TANTO, TENGO QUE EMPLEAR LAS COSAS Y A MÍ MISMO, EN CUANTO ME AYUDEN A AGRADAR A CRISTO; nada más. Tanto cuanto me ayuden…Tercera consecuencia: En el corazón,en la afectividad. Decíamos que eso es la integración personal total: entendimiento, voluntad y afecto. Afecto proporcionado; no sentimentalismos. Pues bien; consecuencia en el afecto. POR TANTO, TENGO QUE SER INDIFERENTE PARA TODO LO CREADO…Indiferente ¿quiere decir que tengo que ser apático? ¡No! Tengo que ENAMORARME DE CRISTO DE TAL MANERA, QUE TODO LO DEMÁS NO ME IMPORTE NADA; con tal de agradar a Cristo. Entonces emplearé todas las cosas según lo que es el ideal de la fe sobrenatural.
Vamos a detenernos ahora con sabor espiritual en la primera parte. Vamos a quedarnos en este “el hombre es creado”, es criatura. Vamos a ver que NOS TENEMOS QUE APOYAR EN SOLO DIOS. Cuántas veces en el apostolado, el valor “Dios” queda muy en segundo lugar. Lo importante es remediar las miserias humanas. Eso nos da mucha pena… cómo vive tanta gente… tantas familias… -Pero, oiga: ¿y ofenden a Dios? –Bueno, eso después; lo primero es que se arregle esto, porque aquí lo que nos da pena es lo material. -¿Y Dios? –Ah! ¿Y los derechos del obrero…? –Claro que sí, hay que dárselos todos, muy verdad… -Pero, ¿y los derechos de Dios? ¿Quién sale por ellos? ¡Nadie! –Tenemos que tener a San Miguel como el gran patrono de esto; San Miguel que lanzó el grito: “¿Quién como Dios? Y salvemos los derechos de Dios, y sintamos dolor íntimo del modo como vienen conculcados los derechos de Dios, sin que nadie hable de ellos. Tiene derechos sobre nosotros. Es el primer valor.
Es verdad que MUCHAS VECES DIOS NO OCUPA EN NUESTRA VIDA EL LUGAR QUE LE CORRESPONDE. Cuando una persona dice: ¿Qué tal va ese asunto? -¡Ah! Está en las manos de Dios. -¡¡Ay!! De ordinario quiere decir que ha agotado todos los recursos, y que ha recurrido ya a las manos de Dios. Y ¿por qué no ha ido desde el principio a las manos de Dios? –Pues muchas veces, Dios queda allí detrás… como el último recurso para las causas perdidas. Lo que no podemos hacer nosotros, se lo dejamos a Dios. –Pues no. Pensar justamente de Dios, creer en Él de veras: que Dios existe, que es nuestro Padre, que nos ama, que Jesucristo nos quiere… de veras… Pero hay pocos que crean de veras en Dios…
Partamos de aquí. Nosotros dependemos de ese Dios, Padre, grandísimo, infinito, inmenso. Y como esencia nuestra –fijaos… partamos de puntos sólidos-, mi esencia íntima no es la de ser profesor. ¿Por qué? Porque me pueden quitar mañana… y ya no soy profesor, y no he perdido mi esencia… Ni la de trabajar en esta empresa, o la de ser organizador de esto o de lo otro. Tampoco es adecuado decir que la esencia del hombre es una rica personalidad psicológica… No siempre es ésa su esencia. Que es portador de valores eternos… Lo es ciertamente; pero no ponernos esto como esencia así, porque estas cosas fácilmente nos pueden llevar a una actitud de soberbia: “yo soy portador de valores eternos… yo soy una personalidad que usted debe respetar…” Lo íntimo nuestro, lo verdaderamente íntimo nuestro, NUESTRA DIGNIDAD ESENCIAL ES SER CRIATURAS DE DIOS. Te quitarán de cualquier sitio donde tú puedas trabajar, pero nunca nadie te quitará el ser criatura de Dios, y seguirás siéndolo siempre: criatura de Dios. Ahora, nuestra dignidad, ser criaturas de Dios, supone de nuestra parte una dependencia total.  Y mi modo de ser criatura de Dios es ser alguien que depende de Dios con lazos de hijo. Son lazos de hijo de Dios. Mi apoyo, mi esencia está aquí.
[2/6 0:29] 695580708: ¿Es verdad que es Padre mío Dios? Sí. ÉL HA CREADO MI ALMA. Dios no crea las almas en serie. Dios crea las almas, a cada uno la suya, y hecha para esta persona, concretamente para ti, sabiendo lo que pretendía. Y la ha hecho con amor; para ti. Dios no tiene fábricas en serie; no hay nadie en serie para Dios. Existe el alma concreta, creada por Él directamente; salida de las manos de Dios.
Por otro lado, NUESTRO CUERPO TAMBIÉN DEPENDE DE DIOS. Es verdad que nuestro cuerpo nos lo han dado nuestros padres como instrumentos de Dios; pero la acción de los padres es muy reducida… Nuestros padres fueron los primeros que no sabían siquiera cómo seríamos nosotros; y los primeros que tenían interés y curiosidad por ver qué sería de nosotros: si seríamos perfectos en el cuerpo o no, si tendríamos algún defecto o no. Dependías todo de Dios. El que sí sabía todas tus cualidades físicas, todas ellas, es Dios mismo. Ese sí sabía todo: cómo iba a ser todo tu cuerpo, todo… tu alma y tu cuerpo también… porque sabía para qué te quería; sabía bien la función que te iba a dar en el mundo… Por eso tenemos que sacar como una primera conclusión ésta: NO QUEJARNOS NUNCA DE NUESTRO CUERPO NI DE NUESTRA ALMA. Nunca. Porque nuestro cuerpo y nuestra alma, como el Señor nos los ha dado para una función, son excelentes para esa función; y cuando nosotros nos quejamos de nuestro cuerpo y de nuestra alma, suele ser porque no queremos aceptar esa función. Si nos tenemos que quejar, es de nosotros, en cuanto que no aceptamos nuestra misión; pero para la misión que tenemos, es lo mejor que nos podía dar Él. Aceptarlo siempre.
Consecuencia de este ser criatura de Dios: DIOS NOS SOSTIENE EN EL SER EN CADA MOMENTO. Nosotros dependemos de Dios, y no dependemos de nadie más que de Dios. Y esto, en el Señor, es un punto que Él sostiene y defiende con celo, diríamos. No quiere que seamos de ningún otro… sólo de Dios. Es nuestra dignidad. De modo que no dependo de ninguna criatura, de ninguna; de ninguna persona ni de ninguna cosa. –Y ahí están los mártires que han demostrado con su sangre, que dependen sólo de Dios aunque les quiten la vida… sólo de Dios, sólo de Dios. Y aun siendo tan humildes, tan dóciles a la voluntad de Dios, a su ley, son capaces de enfrentarse con cualquier tirano; sin miedo… porque ellos son de Dios, y sólo de Dios. –Así tenemos que mantenernos siempre; y esto, el Señor lo quiere.
Consecuencia práctica: YO NO DEPENDO DE NINGUNA CRIATURA… ni dependo de la sonrisa de ésta… ni del morrito de la otra… Yo no dependo… ¿Que se va a enfadar? Ya se le pasará, Dios mediante; y si no, peor para ella… Dice el profeta Jeremías: “Maldito el hombre que pone la esperanza en el hombre” Jer 17,5. Nos apoyamos en tantas cosas… en los medios de comunicación, en las costumbres que uno ha vivido en el pasado, en los cambios modernos, en los libros que compramos, en el dinero acumulado, en los archivos guardados en el disco duro, en las fotos atesoradas durante tantos años, en los esquemas donde he condensado mis conocimientos, en mi salud, en mis fuerzas…No tenemos que poner la esperanza en nada de eso; en solo Dios. Sólo Dios. –Entonces, ¿no hay que hacer nada de lo otro? –No he dicho nada de eso. “El que pone la esperanza”; porque tenemos que depender solo de Dios, en todo.
Así era San Ignacio. San Ignacio, esto lo decía de verdad, y lo hacía de verdad. Y esto es vida teologal. Dice san Pablo: “El justo vive de la fe”, vive; no que haga actos de fe de vez en cuando… San Ignacio comprendió muy pronto, con la luz que el Señor le dio, que aquí estaba todo: en APOYARSE EN SÓLO DIOS. Y cuando tuvo que salir hacia Palestina, estaba con escrúpulos de conciencia de si tenía que llevar algún dinero para el viaje o no; y no quería llevar nada, ni una blanca. Y… tenía ciertas angustias, y fue al confesor. Le dijo el confesor que llevase unas blancas. Y… recibió en limosna… y las iba a llevar… y después las dejó en un banco en una playa, porque le parecía que era ofender al Señor no tener la esperanza en Él… Y le dijeron que se llevase un compañero, porque no sabía italiano, ni latín, ni nada para ir a Roma y a Palestina… Y dijo que aunque le diesen por compañero al hijo del conde de Cardona, que no lo aceptaba, porque él quería tener su fe, esperanza y amor en sólo Jesucristo.. –Eso es tomarlo en serio. Sólo dios. Criatura de Dios… hijo de Dios…
Pues bien; mi esencia es: depender, creer, esperar, amar a solo Dios. EMPLEARÉ TODOS LOS MEDIOS CON TAL QUE NO ME QUITEN LA CONFIANZA. Un apóstol que tiene fe, esperanza y amor en solo Dios, empleará lo que tenga que emplear, pero no se detendrá en eso, y después le dará un puntapié y no estará anunciando: es que, gracias a estos medios que he empleado… Usará todo sin apoyarse en nada; en sólo Dios.
Que esto nos entre muy dentro… DE SOLO DIOS DEPENDEMOS. Penetrar un poco en el gustar esta dependencia de solo Dios, entrando en el sentimiento interno, auténtico de cómo dependo de Dios. Dependo totalmente de Dios, como un barco del agua, sostenido en el agua; si no hubiese agua… a tierra. –Más: como una imagen depende de mi imaginación. Si yo me pongo a imaginar ahora la cúpula de San Pedro, la veo, la tengo en la imaginación. Si ahora no pienso, ya no la tengo, porque no pienso en ella. No me la imagino. –Así dependo yo de Dios. No que soy una imagen de la imaginación divina; soy un ser creado, pero dependo de Dios, como una imagen de mi imaginación. Basta que el Señor no pensase en mí, y yo no existiría; no sólo muerto, sino que no existiría, volvería a la nada. Y cuanta más entidad tengo en mí, más dependo. Un granito de arena depende todo de Dios, pero tiene poca entidad. Un animal depende más de Dios; tiene más entidad. Un hombre que tiene la razón, tiene más dependencia de Dios; tiene más entidad. Y la gracia santificante es la dependencia plena, la más perfecta. EL ALMA EN GRACIA ES COMO EL ALMA SOSTENIDA POR LOS BRAZOS DE DIOS, A LA QUE DIOS BESA. No sólo está sostenida –todas las almas están sostenidas pero el alma en gracia está como en el abrazo de Dios; la tiene contra su Corazón por la gracia santificante.
Decía una vez una persona, meditando, que no veía el beneficio de la creación. Y le decía al Señor: “¿Por qué me has creado, Señor?” Y el Señor, dice, que le hizo sentir como un beso suyo en la frente que le duró algunos días, y oyó esta palabra: “Si Yo no te hubiera creado, ¿para quién sería este beso?”
Y es verdad. La realidad es ésta: que DIOS TE HA CREADO PARA DARTE SU BESO DE AMOR. Y la gracia santificante es ya un abrazo de Dios al alma, que puede subir muchísimo, porque hay abrazos y abrazos. Dependo todo de Dios, con relación total, sí, pero de paternidad amorosa. ¡Para quién sería este beso! De la mente de Dios dependo como posible, pero del corazón, de la voluntad de Dios, dependo como existente. ME AMÓ, Y POR ESO ME CREÓ. Me amó sin causa precedente; no había motivo especial que le moviera a Él a esto. Me amó porque quiso, por un exceso de su amor. Me amó así: como cuando tú tienes que escoger entre dos sillas, por ejemplo, exactamente iguales, exactamente. No hay ninguna diferencia. La persona que escoge en estas condiciones no está determinada por la silla, sino que ella pone la bondad en la silla: ¡Ésta! La he escogido porque he querido; no había razón especial en ella, pero ahora me muevo yo; tengo la bondad en esa silla y mi preferencia en ella, y ahora la prefiero. Así se mueve Dios también en cualquier orden de creación.
SER CREADO POR DIOS SIGNIFICA POR CONSIGUIENTE –que lo sientas esto internamente- ESTAR SOSTENIDO EN EL SER POR EL LATIDO DEL CORAZÓN DE DIOS. Eso es ser criatura de Dios. Cada momento de tu ser es un latido de Corazón de Dios que te ama… que te ama, que te mantiene en el ser. Cada minuto de tu ser procede de Dios, y procede conscientemente de Dios. Y esto no te lo ha dado así para siempre, no. Te va dando el ser gota a gota, y cada momento es un latido del corazón de Dios. Así como cuando tomo el pulso, cada latido de pulso es un latido del corazón, pues algo así; cada momento de mi ser, es un latido del Corazón de Dios, que me lo da gota a gota.
Que yo sienta esto internamente, y que esto sea la base de todo lo que después trataremos de realizar sobre nuestra labor apostólica, nuestra tarea de santidad. La base –partamos de aquí-, la verdadera base es que somos criaturas de Dios; por lo tanto, tenemos que depender sólo de Dios. Pero recordemos: con DEPENDENCIA DE PATERNIDAD AMOROSA. “Si no te hubiese creado, ¿para quién sería este beso?”.
Acabamos con una canción y rezando al Corazón de Jesús
Oh Dios, que en el corazón de tu Hijo,
herido por nuestros pecados,
has depositado infinitos tesoros de caridad;
te pedimos que,
al rendirle el homenaje de nuestro amor,
le ofrezcamos una cumplida reparación.
Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén
 ARRIBA LOS CORAZONES!!!