DÍA9.
¿Qué puede temer al morir una buena religiosa,
cuya vida no debe ser más que un continuo
morir á sí misma y todos los placeres para
no tener otro que el de sacrificarse con su amado
Esposo Jesus”
DÍA10.
Nuestro corazon no se ha hecho más que
para Dios: ¡ay de él si se contenta con ménos
que con Dios, ó si alimenta cualquier otro fuego
que el de su puro amor!
DÍA 11.
En nombre del Sagrado Corazon de mi
Jesus, no formaré ya tantos cálculos y excusas de
amor propio: observemos exactamente el silencio,
sobre todo en las ocasiones de mortificarnos.
DÍA 12.
Seamos caritativos y humildes en los pensamientos
y palabras, y el Sagrado Corazon será
con nosotros más liberal de sus gracias.
DÍA 13.
¡Oh! Si pudiéramos comprender bien
cuánto perdemos no aprovechando las ocasiones
de sufrir, ya tendriamos bastante más cuidado
de no perder ni un momento de pena.
DÍA 14.
Creo que no podreidsar al Sagrado Corazon
mayor señal de amor y que le sea más
grata, que albergándolo en el lugar de delicias
que El mismo se ha fabricado.,es decir, en
vuestro corazon; pero es menester echar de él
los ídolos que tanto tiempo habeis adorado,
vuestro orgullo, vuestra propia voluntad y cualquier
apego á la criaturas.
DÍA 15
Cuando caigamos en cualquier falta, hay
que pedir al Corazon divino que satisfaga por
nosotros á su justicia y nos conceda su gracia y
misericordia, aunque no la merezcamos.