Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos hemos recibido

Mes del Corazón de Jesús imagen día15

San Juan Pablo II

             Congregados para rezar el Ángelus nos unimos a María en el momento de la Anunciación, cuando el Verbo se hizo carne y vino a habitar bajo su Corazón: el corazón de la Madre.

Nos unimos, pues, al Corazón de la Madre, que desde el momento de la concepción conoce mejor el Corazón humano de su divino Hijo: “de su plenitud recibimos todos gracia sobre gracia”, escribe el evangelista Juan (Jn 1,16).

¿Qué Es lo que determina la plenitud del corazón? ¿Cuándo podemos decir que el corazón está lleno? ¿De qué está lleno el Corazón de Jesús?

Es un Corazón lleno de amor del Padre; lleno al modo divino y, al mismo tiempo, humano. En efecto, el Corazón de Jesús es verdaderamente Corazón humano de Dios Hijo. Vista, pues, lleno de amor filial: todo lo que Él ha hecho y dicho en la tierra da testimonio precisamente de ese amor filial.

Al mismo tiempo el amor filial del Corazón de Jesús ha revelado -Y revela continuamente al mundo- El amor del Padre. El Padre, en efecto, “tanto amó al mundo que le dio a su Unigénito Hijo” (Jn 3,16) Para la salvación del mundo; para la salvación del hombre, para que el hombre “No perezca, sino que tenga la vida eterna”.

El Corazón de Jesús está, por tanto, lleno de amor al hombre. Está lleno de amor a la criatura. Lleno de amor al mundo. ¡Está totalmente lleno! Esa plenitud no se agota nunca.

Cuando la humanidad gasta los recursos naturales de la tierra, del agua, del aire, estos recursos disminuyen, y poco a poco se acaban. (…) lo que sucede con el amor es muy distinto. Todo lo contrario sucede con la plenitud del Corazón de Jesús: No se agota nunca, ni se agotará jamás.

De esta plenitud todos recibimos gracia sobre gracia. Sólo es necesario que se dilate la medida de nuestro corazón, nuestra disponibilidad para sacar de esa sobreabundancia de amor. Precisamente para esto nos unimos al Corazón de María.

  1. Jesucristo, manso y humilde de Corazón.
  2. Haz nuestro Corazón semejante al tuyo.

Oración

Señor Dios nuestro: al descubrir por la fe la inmensa caridad del Corazón de tu Hijo, te pedimos la gracia de parecernos a Cristo en la tierra para merecer compartir su gloria en el cielo.

Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén