Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad

Mes del Corazón de Jesús imagen día19

San Juan Pablo II

             Recordemos cuando Jesús se acercó a la pequeña ciudad de Samaria llamada Sicar, donde se encontraba una fuente que se remontaba a los tiempos del patriarca Jacob.

En aquel lugar encontró a una samaritana que se acercaba para sacar agua de la fuente. Él le dice: “Dame de beber”. La mujer le responde “¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, mujer samaritana?”. Entonces Jesús replicó: “si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice “dame de beber”, tú le pedirías a él, y él te daría a ti agua viva”. Y continuó: “el agua que yo te dé se hará en ti fuente que salte hasta la vida eterna” (cf. Jn 4,5 –Xiv).

¡Fuente! ¡Fuente de vida y de santidad!

En otra ocasión, en el último día de la fiesta de los Tabernáculos en Jerusalén, Jesús, como escribe también el Evangelista Juan, “gritó diciendo: si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, según dice la Escritura, correrán de su seno ríos de agua viva”. El evangelista añade: “esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyeran en Él” (Jn 7,37 -39).

Todos deseamos acercarnos a esta fuente de agua viva. Todos deseamos beber del Corazón divino, que es fuente de vida y de santidad. En Él nos ha sido dado el Espíritu Santo, que se da constantemente a todos aquellos que con adoración y amor se acercan a Cristo, a su Corazón.

Acercarse a la fuente quiere decir alcanzar el principio. No hay en el mundo creado otro lugar del cual pueda brotar la santidad para la vida humana, fuera de este corazón que ha amado tanto. “Ríos de agua viva” han manado de tantos corazones… ¡Y manan todavía! De ello dan testimonio los Santos de todos los tiempos.

Te pedimos, Madre de Cristo, que seas nuestra guía al Corazón de tu hijo. Te pedimos que nos acerques a Él y nos enseñas a vivir en intimidad con este Corazón que es fuente de vida y de santidad.

  1. Jesucristo, manso y humilde de Corazón.
  2. Haz nuestro Corazón semejante al tuyo.

Oración

Dios todopoderoso: al venerar el Corazón de tu Hijo unigénito recordamos los beneficios de tu amor para con nosotros; concédenos recibir de esta fuente divina una inagotable abundancia de gracias.

Por Jesucristo nuestro Señor. Amén