El amor al Sagrado Corazón debe ser amor de transformación y de imitación
“Dejémonos, nos dice Santa Margarita María, abrasar y consumir de las más puras llamas del Sagrado Corazón, con las cuales le suplico nos transforme del todo en Él, para vivir en entera conformidad debida con su santas máximas.
Después de haber purificado nuestro corazón de toda corrupción en estas divinas llamas del puro amor, nos es preciso adquirir un corazón nuevo que nos haga vivir en adelante la vida del Corazón de Jesús.”
Este amor de invitación fue enseñado a la Santa en una memorable circunstancia, poco después de la llegada de la Sierva de Dios al noviciado.
“En cuanto fui a la oración, refiere, mi divino Maestro me hizo ver:
Que mi alma era un lienzo, sobre el cual quería pintar todo lo trajo de su vida crucificado, pasada toda ella en el amor, en las privaciones, en el alejamiento, en el silencio y el sacrificio, hasta la consumación; que Él los imprimiría en mi alma después de haberla purificado de todas las manchas que le quedaban, ya de afición a las cosas terrenas, ya del amor a mi misma o a las criaturas, hacia las cuales tenía mi natural complaciente demasía de inclinación.”
El amor al Sagrado Corazón debe ser celestial.
En la Sierva de Dios nos invita a la escuela de los bienaventurados para aprender amar al Corazón de Jesús. Este divino Corazón quiere que sus amigos de la tierra rivalicen en el amor con sus amigos del cielo.
“Esto es lo que el Soberano de mi alma me dio a conocer el día de todos los Santos; me dijo de una manera inteligible:
En la inocencia no hay manchado nada;
Nada hay perdido en manos del Señor;
Nada se muda en tan feliz morada;
Todo allí se consuma en el amor.
La explicación que es en medio de estas palabras me sirvió mucho tiempo de ocupación.
En la inocencia no hay manchado nada; es decir, que no he de sufrir ninguna mancha en mi alma ni en mi corazón.
Nada y perdido en manos del Señor; es decir, que debo dar todo, confiar todo a Aquel que es el poder mismo, y que no se puede perder nada al dárselo todo.
En las otras palabras se entiende el paraíso donde nada pasa, porque todo es eterno y se consuma en el amor.”
El amor al Sagrado Corazón es un misterio indecible
Santa Margarita encontraba que eran insuficientes todas las calificaciones que acabamos de indicar, a pesar de ser tan variadas y tan bellas; y considerándose incapaz de decir todo lo que sabía y sentía sobre el amor que debemos tener al Corazón de Jesús, muchas veces pidió a la poesía sus acentos para cantar este amor y sus misteriosas exigencias; acentos admirables y sublimes aun cuando las reglas del ritmo aparezcan defectuosas:
I Hizome Jesús sentir Que el amor es gran misterio ; Hay que obrar y que sufrir Sin pensar en refrigerio. ¡Mil veces benditas suerte Si el amor me da la muerte!
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II Luego qué amor me venció La vida creí pérdida, Más Jesús me confortó Con aquel néctar de vida Que en la llaga del Costado Forma el Corazón Sagrado |
III
Del amor puro la hoguera Muy pronto al alma derrite, Él los pasos acelera De la pobre Sulamite; Él tortura hasta los huesos Con amorosos excesos.
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IV
Soy toda, ¡o bien infinito!, Del divino Corazón; ¡En Él mi nombre está escrito! Con amable inmolación Quiero se abrase mi ser, Y no quiero otro placer.
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IV El amor, cada momento, a sacrificar me apura el vano contentamiento; y a que cifre mi ventura en Belén es siempre humillada Y doquier crucificada. |
VI Si vos queréis que en el dolor Pase la vida el resto, Oh mi dulce Salvador, Están mi espíritu presto. Seré víctima sincera Con tal de que amando muera.
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VII Dolorida y pobre en todo, Quiero morir en la cruz; En un leño de este modo Expiró por mí Jesús. Por retorno a este Señor Quiero muerte, cruz, amor.
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VIII ¿Por qué, Esposo celestial, Me dejáis en vil estado De amar cosa terrenal Y de cometer pecado? ¡Por tan funesto albedrío Puedo perderos, Dios mío! |
IX ¡Ah, si os quisiera mi Dios Cuanto os odia el mismo infierno! !Ah, sí ardiera aquí por vos Como arde aquel fuego eterno! ¡No amar!… ¡Tormento nefando! Yo quiero morir amando. |
X Mi corazón amoroso Siento que alguien ha robado, El amante más hermoso Hurto tal hace de grado; Más de darme el suyo cuida, Que sin corazón no hay vida.
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