Una devoción es un conjunto de prácticas de religión, adoptadas por los fieles, con la aprobación de la Iglesia, para honrar a una persona o a una cosa Santa.
Lo que en la Iglesia se titula devoción, son las instituciones accidentales que, según las necesidades de los tiempos y de los países, nacen y crecen bajo la acción del Espíritu Santo, para la glorificación de Dios, de nuestro Señor Jesucristo, de la Santísima Virgen, de los ángeles y de los Santos; para santificación de las almas y para el bien de la sociedad cristiana.
En toda devoción hay que distinguir cuatro cosas: el objeto al cual se da culto religioso; el fin que se propone alcanzar; las prácticas particulares adoptadas para honrar el objeto sagrado y llegar al fin que se tiene en perspectiva, y los frutos que han de producir dichas prácticas.
“Sí queremos conformarnos con los designios de Jesucristo, dice el P.de Gallifet, no hemos de buscar la idea verdadera de la devoción al Corazón de Jesús fuera de la revelación, que fue su primer origen. Y he aquí lo que Él dijo a la hermana Margarita María, descubriendo la su divino Corazón:
“Mira este Corazón que tanto ha amado a los hombres y que nada ha perdonado… para demostrarle su amor. Y en agradecimiento no recibo de la mayor parte más que ingratitudes; ya por sus irreverencias y sacrilegios ya por la frialdad con que me tratan en este Sacramento de amor. Por esto te pido una fiesta particular para honrar mi Corazón… Haciendo un acto de desagravio… Comulgando, etc. El mayor amor que se me puede mostrar, es hacer lo que ya tantas veces te he pedido.
Yo te prometo que mi Corazón se dilatará para derramar con abundancia las influencias de su divino amor sobre los que tributen este obsequio.”
Según estas terminantes palabras, la devoción al Sagrado Corazón se puede definir de esta manera: «Es un ejercicio de religión que tiene por objeto el adorable Corazón de Jesucristo abrasado de amor por los hombres y ultrajado por la ingratitud de estos mismos hombres, y por fin honrar a este divino Corazón con todos los homenajes que el amor y el agradecimiento puedan inspirar, y en particular reparando las injurias que recibe en el Sacramento de su amor.”
En esta devoción todo es amor, como la advierte el P. Croiset: “El Corazón de Jesús, abrasado de amor por los hombres y despreciado por estos mismos hombres, es el objeto;… El amor inmenso de Jesucristo a nosotros, es también el primer motivo que nos guía a esta devoción; … Su principal acto es un amor perfectamente agradecido de parte de los hombres, acompañado de sentimiento al ver a este Hombre-Dios tan poco amado; de suerte, que toda esta devoción, hablando con propiedad, no consiste más que en concebir un ardiente amor a Jesucristo y demostrarle este amor por medio de frecuentes adoraciones, y de acciones de gracias y por más sensible pena de verle tampoco amado y honrado.”
Del libro “Reinado del Sagrado Corazón”