Día 18 de Junio: Tú eres espíritu para mí
Pasaje evangélico:
“Las palabras que yo os hablo son espíritu y son vida. El espíritu es el que la vida, la carne ningún provecho da… Señor, ¿a dónde iremos? Tú tienes palabras de vida eterna “ Juan 6,63 y 68.
Oración diaria:
“En ti, tengo vida, Señor. La vida que el mundo no puede dar. Tu vida es para el interior, para el espíritu. El mundo sólo son apariencias, inconsistencias, plumilla de ave que planea y cae. Ellos creen vivir. Dicen vivir. Hacen que viven. Muestran vida alegre a todos los vientos. Tú no. Tú das vida como la semilla, oculta, pero llena de fruto. No lo aparentas pero la das. Encuentro sentido en tu maná. Encuentro alimento. Me siento satisfecho. No necesito la complacencia ajena ni su aprobación. Sólo te necesito o a Ti y tu verdad. Tu palabra es dardo que enciende mi espíritu y le llena de fuego y de luz, de color y contenido. Gracias, Señor, por la palabra que nos has traído de tu reino. Si no hubieses venido no tendríamos esta fuerza y este consuelo. Gracias por ser sol que hace vivir a la naturaleza. Tengo una lucecita encendida en Ti.
(petición )
Pensemos en algún devoto del Corazón de Jesús:
Beata María Josefa del Corazón de Jesús Sancho de Guerra. Es fundadora del Instituto de Siervas de Jesús de la Caridad, el 25 de julio de 1871. Esta vitoriana tuvo en el Corazón de Jesús su principal devoción. De él recibió los sentimientos de bondad y de entrega para cuidar enfermos en domicilios y hospitales, cuidar ancianos en las residencias, a niños en guarderías y a todo necesitado que acude a sus dispensarios. En todos inculcó la devoción a su Corazón. Murió en 1912 fue beatificada por San Juan Pablo II. Las Siervas de Jesús son siervas fieles consagradas al Corazón de Jesús.
Oración de todos los días: “de San Ignacio de Loyola“
Tomad, Señor, y recibid
toda mi libertad,
mi memoria, mi entendimiento
y toda mi voluntad;
todo mi haber y mi poseer.
Vos me lo disteis, a vos, Señor, lo torno.
Todo es vuestro.
Disponed a vuestra voluntad.
Dadme vuestro amor y gracia,
Que esto me basta.
(San Ignacio de Loyola. En los ejercicios espirituales, Manresa, 1522 y Roma, 1544)
Consagración al Corazón de Jesús:
Diremos con palabras de San Juan Eudes:
¿Hasta cuándo me estaré escapando de Ti?¿Hasta cuándo este hombre de barro se resistirá a tus sentimientos? ¿Para qué quiero mi vida si no es para dedicarla a Ti que entregas la tuya por mí en la cruz? Que la fuerza de tu amor me posea en plenitud y obre en mí los cambios para que te obedezca. Me ofrezco y mi entrego del todo a ti. Haz, Señor, que lo haga con un corazón puro y total. No permitas que con tanto remedios carezca yo de medicina. Aceptame como tuyo. Y haz que yo os sea digno servidor y verdadero hijo”.
Cantó final:
Pangue lingua gloriosi veneremur cernui…
Frase de San Bernardo: “diré, atrevido, que el Corazón de Jesús es mi corazón, pues y Jesús es mi cabeza también lo será el corazón. Qué felicidad ser cierto que no hago sino un corazón con Jesús”. (Del tratado de la pasión).
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.