Junio, mes del Sagrado corazón de Jesús día 1

Corazón de Jesús, imagen para el día 1 del mes de junio

Es Cirineo  de mi cargo

Pasaje evangélico:

 

Dice el Señor: “Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, que yo os aliviaré” Mt. 11,28.

Oración diaria:

 

Señor, se solidario. Ayúdame a llevar mi carga de la vida. Aportar el macuto de dolor, que me ha tocado vivir. Quiero yo llevarlo, pero tuve échame una mano. Juntos lo haremos más fácil. Eres mi amigo, te siento muy cerca de mí. Y si tú estás junto a mí el peso de mi fardo será liviano. Porque tú vas conmigo, con tu brazo sobre mi hombro. Amén.

Pensemos en algún devoto del Corazón de Jesús:

Santa Gertrudis la Grande. Alemana de Eisleben, en Sajonia. Del siglo XIII de gran cultura, lucidez mental y entrega al estudio. Tras una visión de Cristo, el 27 de enero de 1281, se convirtió y se dedicó a la oración y el estudio de la escritura y de los Santos Padres como San Agustín y San Bernardo. Se hizo benedictina en Helfta y llegó a ser una mística por su íntima unión con el Corazón divino. De gran devoción a la humanidad de Cristo, que ve en la Eucaristía y en el Corazón del Señor, sobre todo en la llaga del costado. Presenta el Corazón de Jesús como motivo de gozo y alegría, como dador de gracias, y no como símbolo de sufrimiento y reparación. En su libro de “Legado de la divina piedad” no se cansa de dar gracias por los beneficios recibidos del Señor en su vida. En sus éxtasis se encuentra dentro del divino Corazón y allí pregunta y es respondida. Tras una vida tranquila murió Santa Gertrudis en 1301.

(petición )

Oración de todos los días: “de San Ignacio de Loyola“

 

Tomad, Señor, y recibid

toda mi libertad,

mi memoria, mi entendimiento

y toda mi voluntad;

todo mi haber y mi poseer.

Vos me lo disteis, a vos, Señor, lo torno.

Todo es vuestro.

Disponed a vuestra voluntad.

Dadme vuestro amor y gracia,

Que esto me basta.

(San Ignacio de Loyola. En los ejercicios espirituales, Manresa, 1522 y Roma, 1544)

Consagración al corazón de Cristo:

 

Señor, nos consagramos del todo a Ti. Somos sinceros en nuestra entrega. Disponed de mí como quieras, a tu voluntad. Ella es lo  mejor para mí. Somos tuyos. Quedamos en tus manos del Padre. Allí protegidos no tenemos miedo en este mundo difícil. Acéptanos como algo tuyo. Queremos que nuestra vida sea  un esfuerzo por hacer tu voluntad y por ayudar a nuestros Hermanos, los hombres. Amén.

Cantó final:

Cantemos al amor de los amores …