Día 15 de Junio: la felicidad de la culpa
Pasaje evangélico:
“Yo no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores. Pues prefiero la misericordia al culto y el sacrificio. Y porque no son los sanos los que necesitan el médico, sino los enfermos”. Mateo, 9,13 y 12.
Oración diaria:
Estoy contento, Señor, por ser pecados. Me alegro de mis fallos y caídas. Porque así tu vendrás a mí. Vendrás a llamarme. Se preocupara es por buscar. Encontrarás entre los riscos y los principios y de rescatadas. Y me perdonas. Y me querrás más. Te sentirás más cerca de Ti. Más de costado más. Soy el hijo más enfermo, más difícil, más problemático. El que te ha costado más sufrimiento y más esfuerzo y dedicación. Gracias por encontrarme. He oído tu voz tu llamada. Estaba enfermo y viniste a verme. Necesitaba médico y me juraste. Comprendo tu misericordia y veo lo grande que ha sido conmigo. Gracias, Señor. No me aparte de Ti. Me gusta más tu casa que esos discos tan traidor.
(peTición )
Pensemos en algún devoto del Corazón de Jesús:
Beato Bernardo Francisco de Hoyos. Siendo Padre espiritual de jesuitas en Lyon San Claudio de la Colombière introdujo en ellos la devoción al Sagrado Corazón unos de sus dirigidos fue el Padre José Calafate que escribirá un libro defendiendo el culto al Corazón de Jesús, que deshizo muchos prejuicios contra esta devoción en Roma. En el siglo XVIII este libro cayó en manos de un joven jesuita español, estudiante de teología en Valladolid, y que lo transformó en el primer apóstol del Corazón de Jesús en España. Y a imitación de San Claudio hizo su consagración al Corazón de Jesús usando la misma fórmula, que tradujo al latín. Después la repartió a otros muchos Padres para que se consagran ellos también
Oración de todos los días: “de San Ignacio de Loyola“
Tomad, Señor, y recibid
toda mi libertad,
mi memoria, mi entendimiento
y toda mi voluntad;
todo mi haber y mi poseer.
Vos me lo disteis, a vos, Señor, lo torno.
Todo es vuestro.
Disponed a vuestra voluntad.
Dadme vuestro amor y gracia,
Que esto me basta.
(San Ignacio de Loyola. En los ejercicios espirituales, Manresa, 1522 y Roma, 1544)
Consagración al Corazón de Jesús:
Digamos la oración del abandono de Charles de Foucould (+1916).
“Mi Dios y Señor, entra dentro de mí. Entra y ocupa hasta las raíces de mi ser. Señor, tomarme por completo. Tomarme con todo lo que soy, lo que se, lo que pienso, lo que hago, acoge mis deseos más secretos, tómame en lo más íntimo de mi corazón. Transfórmame en Ti por completo.
Liberarme de resentimientos, opresiones, rencores, retira todo eso, llévalo. Lávame enteramente. Borra todo, apaga las llamas. Deja en mí un corazón puro.
¿Qué quieres de mí? Haz de mí lo que quieras. Yo me abandono en Ti.
“Tú me amas de tal manera que pareces odiarte a Ti mismo por mí”, decía San Buenaventura, buen franciscano del siglo XIII, que unió la inteligencia de Tomás de Aquino con la efectividad del poverello de Asís”
Cantó final:
Oh, buen Jesús, yo creo firmemente, que por…
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.