Día 28 de Junio: Bebedores de sabía que embriaga
Pasaje evangélico:
“Yo soy la vid. Vosotros lo sarmientos. Sin mí no podéis hacer nada. Pero el que está unido a mí, que se da mucho fruto” Juan 15,5.
Oración diaria:
Unido a tus sepa, Señor, me siento lleno de vida, cargado de fruto. Notó tu vida inyectada en mí. Y vivo. Pienso, siento, quiero. Estoy embriagado. Lleno. Tengo que hacer; sé qué hacer; sé dónde ir; y conozco el camino. No voy a la deriva. No estoy vacío. No hay araña que hayas olvido mi jugo. Mi jugo vital es sabia tuya, y está permanece para siempre. Es como la zarza ardiendo que no se consume. Como pozo que vuelve a llenarse. Como pila cargada en la corriente. En tu corriente divina. En tu chispazo de vid. Déjame que me embriague de Ti. Me das una vida que el mundo no puede dar. Dejaré que me llenes de fruto para emborrachar al que a mí se acerque. Quiero ser “buen olor de Cristo”.” Transparencia tuya”. Concha que rebosa de Ti. Me gusta más tu cepa que todas las Sedas de este mundo, pues, sin Ti, no hace nada con sentido mi vida.
(petición )
Pensemos en algún devoto del Corazón de Jesús:
Santa Francisca Javier Cabrini. Devota del Sagrado Corazón y patrona de los emigrantes . Italiana del valle del Po y toda la Lombardía. Se impregnó del divino Corazón en su parroquia del pueblo: Eucaristía es primeros viernes, hora Santa Nocturnas, consagración a su Corazón. Y lo confirmó en sus estudios de maestra en arlo uno a cargo de las monjas hijas del Corazón de Jesús: “miremos siempre la herida del Corazón de Jesús y leremos en sangre en la anchura y profundidad del amor que Él nos tiene. Sentiremos siempre y en todas partes el consuelo de esperar todo de su infinita bondad”. En Codogno, cerquita de su pueblo, fundó las misiones del Sagrado Corazón de Jesús, en 1880, ante el altar el del Corazón divino. Hizo del amor encarnado en el Corazón de Cristo su síntesis del misterio cristiano. Allí encontró la misericordia de Jesús como fuente de sumisión. Y tomó la Eucaristía como presencia sacramental del Sagrado Corazón. La vida religiosa será como un noviazgo místico con ese Corazón, cuyo símbolo lo puso en el cantar de los cantares. Puesta la confianza en Él y con su fuerza, con el recuerdo de San Francisco Javier, se empezó a dedicar a los emigrantes italianos que salían para América: Nueva York, Chicago. Y luego Hispanoamérica, tras continuos viajes en barco. “El Sagrado Corazón, escribe se da tanta prisa en hacer las cosas, que no consigo seguirlo”. En el convento de Chicago, sola en su cuarto, murió a finales de 1917, a los 67 años.
Oración de todos los días: “de San Ignacio de Loyola“
Tomad, Señor, y recibid
toda mi libertad,
mi memoria, mi entendimiento
y toda mi voluntad;
todo mi haber y mi poseer.
Vos me lo disteis, a vos, Señor, lo torno.
Todo es vuestro.
Disponed a vuestra voluntad.
Dadme vuestro amor y gracia,
Que esto me basta.
(San Ignacio de Loyola. En los ejercicios espirituales, Manresa, 1522 y Roma, 1544)
Consagración al Corazón de Jesús:
Usemos las palabras de Santa Francisca Javier Cabrini:
“Sí, Jesús, mi bien. Hazme la gracia de amarte con todo el corazón. Y servirte con gran fidelidad. Servirte, amarte, esto es lo que quiero sea la única motivación de mi vida. Y así vivir abandonada del todo a Ti. No pensaré más en mí despojada de todo. Amar a Jesús, buscarle, hablarle, darle a conocer. Es el objeto de todos mis pasos y viajes. Dirige mi barquita y llévame donde tú quieras. De lo demás no me preocupo, ni me espanto de nada pues eres Tú el que diriges. “
Cantó final:
De rodillas, Señor, ante el sagrario …
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.