La devoción al Sagrado Corazón de Jesús(XVIII)

Sagrado Corazón de Jesús

Del libro “La devoción al Sagrado Corazón de Jesús” del R.P. Juan Croiset, escrito en 1734

PRÁCTICA DE LA DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS PARA TODOS LOS MESES, PARA TODAS LAS SEMANAS Y PARA TODOS LOS DÍAS.

        I.            Práctica de la devoción al sagrado corazón de Jesús, para el primer viernes de cada mes

El primer viernes de cada mes está singularmente destinado para honrar al sagrado corazón de Jesús. Las prácticas de devoción para este día son acorta diferencia, las mismas que se han señalado para el día de la fiesta, pues se debe tener el mismo motivo.

Además de estos ejercicios de piedad, la caridad del prójimo, que es el efecto ordinario del verdadero amor de Jesús, obliga a todos los devotos de su Sagrado Corazón a que recen, particularmente cada mes, por todos los que este mismo amor nos une del modo más estrecho y más particular en este Sagrado Corazón. Fuera del mérito que se halla en este acto de caridad, hay otra cosa más particular para todos los que practican esta devoción al Sagrado Corazón de Jesús, y es que se aseguran que un número grandísimo de personas virtuosas y de las que amar a Jesús más ardientemente estaba robando singularmente por ellos todos los meses. Esta caridad debe también comprenderá aquellos que, habiendo practicado esta devoción mientras vivían, se hallan después de muertos en las penas del purgatorio, en cuyo sufragio se debe ofrecer este adorable sacrificio, y hacer esta comunión.

     II.            Práctica de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, para cada semana

Todos los viernes de cada semana son también días propios para honrar singularmente al Sagrado Corazón de Jesús. Este amable Salvador nos dio en este día tan sobresalientes pruebas de su ternura, que no podemos dejar de corresponderle con nuevas señales de nuestro reconocimiento y de nuestro amor. Bastante mente ha dado él a conocer cuánto le agrada el que se consagren todo este día particularmente a honra de su Sagrado Corazón; por tanto, pues, es menester ofrecer ve desde la mañana, y consagrar le todo lo que se hiciere durante este día, deseando aun hacer más, y sobre todo el hacer bien todo cuanto hiciéramos para mayor honra del Sagrado Corazón.

Siempre se ha de tener por motivo y fin de las prácticas de esta devoción el deseo de reparar todos los desprecios ultrajes que Jesús ha recibido en el Santísimo Sacramento, y de manifestarle sobre este particular algunas señales de nuestro amor y de nuestro reconocimiento.

   III.            Prácticas de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, para cada día

Además de los ejercicios de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús que se proponen para todos los años, para todos los meses y para todas las semanas, es menester que también haya ciertas horas del día en que más particularmente nos ocupemos en pensar en Jesús y en honrar su Sagrado Corazón, dándole más particulares señales de nuestro amor y reconocimiento.

El tiempo de la misa es ciertamente el más propio para honrar al adorable Corazón de Jesús y para amarlo. Basta considerar solamente con fe viva lo que es la misa, para asistir a ella con profundo respeto y singular modestia.

Vez, pues, a que se reducen todas las prácticas en los ejercicios de la devoción al sagrado corazón de Jesús; mas se debe reflexionar que, así como el verdadero amor a Jesucristo, y el respecto a la veneración singular al santísimo sacramento, forman el carácter de esta devoción y de todas estas prácticas, es también muy justo que todos los que con indecibles dicha suya se dedica arena ella, se distingan también por unas señales cierta de este ardiente amor, por su perseverancia, por su frecuencia han visitarla en el santísimo sacramento, y por su profundo respeto o y modestia en su presencia; en fin, es preciso que el ardiente amor a Jesucristo y a la veneración singular al adorable Eucaristía formen el carácter de los verdaderos devotos de su adorable y sagrado corazón.

Este amor debe ser el manantial de todos sus deseos, y también el fin de todos sus pensamientos. De modo que el verdadero amor a Jesús ha de ser el principal objeto y el motivo de todas estas prácticas.