LA REPARACIÓN

 

El contenido y sentido del culto al Corazón de Jesús se expresa en dos dimensiones o temáticas:

la consagración y la reparación.

La reparación es un deseo de Dios que se manifestó ya desde antiguo en la Revelación de Dios, nos lo manifestó Jesucristo en su vida sobre la Tierra, lo predicaron los Apóstoles y que ha sido expresamente pedido en estos últimos siglos por el mismo Corazón de Jesús a Santa Margarita Mª de Alacoque y enseñado a la Iglesia por los Papas del s. XX.
¿QUÉ ES REPARAR?
Es compensar las injurias al Amor.
En el lenguaje religioso, “reparar” significa recompensar con mayor amor el desamor o el agravio del pecado; significa restaurar lo que fue injustamente tomado y compensar con generosidad por el egoísmo que causó la injuria.
En esto consiste la reparación, en reparar un acto injusto y un acto de desamor, contra la Justicia y el Amor de Dios. “Con más apremiante título de justicia y amor estamos obligados al deber de reparar y expiar: de justicia, en cuanto a la expiación de la ofensa hecha a Dios por nuestras culpas y en cuanto a la reintegración del orden violado; de amor, en cuanto a padecer con Cristo paciente y «saturado de oprobio» y, según nuestra pobreza, ofrecerle algún consuelo”.

IMPORTANCIA DE LA REPARACIÓN

El Papa Pío XII en su Encíclica sobre el Culto al Corazón de Jesús “Haurietis Aquas” (HA), al señalar que esta dimensión de la reparación junto a la otra de la consagración, expresan el verdadero culto que se le debe tributar al Salvador:
“Constante persuasión de la Iglesia, maestra de verdad para los hombres, ya desde que promulgó los primeros documentos oficiales relativos al culto del Corazón Sacratísimo de Jesús, fue que sus elementos esenciales, es decir, los actos de amor y de reparación tributados al amor infinito de Dios hacia los hombres, lejos de estar contaminados de materialismo y de superstición, constituyen una norma de piedad, en la que se cumple perfectamente aquella religión espiritual y verdadera que anunció el Salvador mismo a la Samaritana: Ya llega tiempo, y ya estamos en él, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, pues tales son los adoradores que el Padre desea”

El mismo Jesús al manifestarse a Santa Margarita Mª de Alacoque. Se presentó diciendo:
«He aquí este Corazón que tanto ha amado a los hombres y de tantos beneficios los ha colmado, y que en pago a su amor infinito no halla gratitud alguna, sino ultrajes, a veces aun de aquellos que están obligados a amarle con especial amor».
Por tanto, persuadidos de la importancia de la reparación y que “este culto es la síntesis de toda la religión y la norma de vida más perfecta” (MR8; HA4)

CLASES DE REPARACIÓN

Reparación negativa:

Evitar todo lo que desagrada al Corazón de Jesús. ¡No ofenderle jamás!

Reparación aflictiva:

Unir nuestros sufrimientos a los del Corazón de Jesús, para acompañarle y consolarle.

Reparación afectiva:

Ofrecer obras reparadoras: penitencias, limosnas, oraciones; y sobre todo, la Santa Misa y la Comunión. Trabajar por disminuir las ofensas inferidas contra este Corazón amante, darlo a conocer.
“ Y todo en unión del Corazón de Jesús…”