Día 21.
Los dolores, las humillaciones, los desprecios, las contradicciones y todo lo que hay más amargo para la naturaleza se torna en bien en el Corazon adorable de Jesús, que quiere ser únicamente amado.
Día 22.
El Corazon dulcísimo de Jesús quiere poseernos
sin reserva y quiere hacerlo todo en nosotros, sin resistencia de nuestra parte.
Día 23.
Muchas veces por querer hacer demasiado, lo echamos a perder todo, y obligamos al Señor á que nos deje hacer y se retire enojado.
Día 24.
Amemos al Sagrado Corazon con todas nuestras fuerzas; démosle todo su amor para que él nos consuma y purifique con sus divinos ardores.
Día 25.
Es menester luchar contra nosotros mismos hasta lo último y morir con las armas en la mano: la corona no se da sino a los vencedores.
Día 26.
Procuremos que nuestra vida no deshonre la santa vocación a que hemos sido llamados, vocación que exige de nosotros una vida angelical.
Día 27.
Conviene que nos abandonemos enteramente, y que por el perfecto olvido de nosotros mismos no queramos ni deseemos nada, y lo encontraremos todo en Dios.