Día 22.
Mirad siempre a Dios, y no a las criaturas, en cualquier suceso; y esto os hará recibir igualmente, de su mano adorable lo dulce y lo amargo, los consuelos y las mortificaciones, y bendecirle por todo.
Día 23.
Cumplid con inviolable fidelidad todas nuestras santas prácticas, sin descuidar ni la más pequeña parte de ellas, y así ganareis el Corazon de vuestro buen Padre, que os ama con ternura.
Día 24.
Ten presente que siendo esposa de un Dios crucificado, le debes ser totalmente sacrificada, á fin de que él establezca en tu alma su reino, que es un reino de paz en los sufrimientos.
Día 25.
Tolerad con silencio y por amor al amabilísimo Corazon de Jesús todas las humillaciones, trabajos y contradicciones que en lo sucesivo podáis recibir, y esto sin quejaros; sino que cuando os sobrevengan deberéis aceptarlos como prenda de amor, y sin turbaros recurrir al amor de vuestra abyección.
Día 26.
El divino Corazon se complace en establecer su morada en nuestra pequeñez y nuestra nada.
Día 27.
Referid a Dios la gloria de todo, no dejando para vosotros más que la impotencia y la pobreza, el desprecio y el dolor.
Día 28.
No os entretengáis en ir buscando siempre nuevos medios de perfección, teniendo presente que la vuestra consiste en una sola palabra: en conformar vuestra vida y vuestras acciones con las santas máximas del Corazon de Jesús, especialmente con su dulzura, caridad y humildad.