Día 29.
Quiere el Sagrado Corazon de Jesús que le sirváis y améis constantemente, para que le correspondáis de algún modo al amor que os tiene.
Día 30.
El enemigo despierta en nuestra corrompida naturaleza nuevas repugnancias, disgustos y aversión al bien, procurando así asustarnos y confundirnos para impedir que crezcamos en la virtud, y que adelante la obra de nuestra perfección.