En el corazón de Jesús, ¿debe ser honrado en la persona de Nuestro Señor Jesucristo?
Los jansenistas pretendían que la devoción al Sagrado Corazón exigía que se honrara el Corazón, separándole de la persona, y así la tachaban de culto idolátrico; acusación falsa qué que Santa Margarita María refutó de antemano. En efecto, es de notar que la sierva de Dios en sus escritos casi nunca pronuncia las palabras Sagrado Corazón sin añadir la designación de la persona, siempre decía: “el Sagrado Corazón de Jesús, el Sagrado Corazón de nuestro Divino Maestro, etc.” , a menos que no lo hubiera hecho poco antes; entonces, al hablar de nuevo, empleaba ordinariamente las expresiones de: “este Corazón Sagrado, este adorable Corazón, este Corazón Divino, etc.“ Con lo cual demuestra que hay que honrar al Corazón de carne juntamente con la persona.
“Todos los honores que se tributan a este Corazón adorable, dice el P. Gallifet, no se terminan, por consiguiente, en el Corazón material, sino que se dirigen indivisiblemente a toda la persona.”
“Adoramos el Corazón de carne que viven el pecho del Hijo de Dios, añade el P. Terrien. Adoramos el Corazón en la persona y la persona en el Corazón; con esta diferencia, no obstante, que adoramos la persona por sí misma, y el Corazón por la excelencia infinita de la persona. “
Esto explica por qué Santa Margarita María aplica al Corazón Divino todo lo que se dice de la persona del Salvador, y ofrece a este Corazón Sagrado todos los homenajes hechos a la persona. No obstante dice “ que Él ama, sufre, es afligido y ultrajado; que es todo amor, etc. “, Palabras que convienen al Corazón, sino que dice que “este Corazón divino es todo luz; todo ciencia; que es omnipotente, etc.”; Le dirige súplicas que convienen sobre todo a la persona, tales como éstas: “Corazón de Jesús, salvadme, gobernadme, enseñadme, etc.” Esta manera de hablar empleada por Santa Margarita es enteramente conforme al lenguaje teológico.
En efecto; todas las devociones y todas las fiestas establecidas en honor a Nuestro Señor tienen por objeto formal General la excelencia de la persona de Jesucristo; Y por objeto formal especial un misterio, una prerrogativa de esta adorable persona. Esto último es lo que diversifica las devociones. Impotentes para glorificar a la vez aquí en la tierra todas las excelencias del Salvador, le honramos separadamente con devociones y fiestas particulares. Ahora bien; en el culto tributado al Sagrado Corazón, tenemos especialmente a la vista el amor divino.
“Todas las demás fiestas o devociones en honra del Salvador tienen, sin duda, en cierta medida, la caridad de Cristo por objeto; pero ninguna honra la caridad total; mas, ninguna la honra directamente en sí misma y por sí misma. Todas tienen por objeto tal o cual misterio que, sin duda, procede del amor; pero que no es explícitamente el amor mismo. Por el contrario, la fiesta y la devoción en honor al Sagrado Corazón no representa una gracia especial, un misterio particular, sino el origen mismo de todos los misterios. De los rayos, ella nos lleva al foco, y de los arroyos, a la fuente.“
Del libro “Reinado del Sagrado Corazón”