Objeto material y espiritual de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús(V)

¿Qué se debe entender por estas palabras: El Corazón  es el símbolo del amor?

 

“No se trata aquí de un símbolo de puro convenio, dice el P. Terrien, porque lo de que descansa en convenciones arbitrarias no puede tener carácter de universalidad. Para darse cuenta de un simbolismo consagrado por uso universal, es menester buscar la causa en la afinidad natural de las propiedades entre el emblema y lo que éste representa. ¿Cuál es, por consiguiente, esta relación del corazón con el amor, tan clara que está al alcance de todos los hombres, tan perfecta que la prefieran a toda otra en el simbolismo del lenguaje?

Para comprenderlo, basta recordar que en virtud de la unidad de la naturaleza, las facultades de pensar y querer están en el hombre indisolublemente unidas a las potencias inferiores; y que como estamos compuestos de un cuerpo y un alma, casi es necesario que esto dos elementos se reflejen en el ejercicio de nuestra actividad.

El amor puramente espiritual no es amor humano, así como el puro espíritu no es hombre. Cuando amamos como hombre racionales, las operaciones que proceden de la voluntad determinante otros tantos movimientos análogos y correlativos en el apetito inferior, movimientos cuya repercusión recibe  el corazón. Si hay un acto independiente por sí mismo de las funciones orgánicas, será el amor de Dios; y sin embargo, ¿cuántas veces han experimentado los Santos las impresiones delicadas o fuertes, agradables o dolorosas que este amor produce en los corazones?

Lo que hace, pues, que el corazón sea emblema del amor es la conexión sensible de los movimientos de aquel con los movimientos de éste; correspondencia tan estrecha que de estas dos cosas los hombres no hacen más que una sola, por decirlo así, el lenguaje ordinario.

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Luego, siendo nuestro Señor Jesucristo el hombre perfecto, en Él mejor que ningún otro hombre el Corazón y los sentimientos están en completa armonía: “Te haré leer en el libro del amor”, decía un día a Santa Margarita María. Hablaba de su corazón. Tolle, lege. “Tomad y leer”, nos dice a nosotros también … Leed aquí mi amor que se alegra, pero sobre todo mi amor que se duele … Las impresiones de disgusto, de terror, de tristeza de mi vida mortal … Sustraído al presente este Corazón al influjo de las emociones violentas y a los efectos del dolor, incompatibles con el estado de gloria, no obstante, permanece sensible a todos los sentimientos, cuya influencia no puede turbar la perfecta felicidad del Cielo … Es, por consiguiente, para nosotros el más dulce consuelo saber que nuestro amor, nuestro sacrificios y abnegaciones, tiene acción en el Corazón de Jesús para hacerle latir más suavemente y palpitar con más amorosa complacencia.”

 

 

Del libro “Reinado del Sagrado Corazón”