Símbolos que muestran cómo el Corazón de Jesús encierra todos los bienes de la vida unitiva

Corazón de Jesús Oración

Cuando un alma ha  vencido valerosamente las asperezas del camino de los principiantes y las pruebas de que está erizada la misma vida iluminativa, entonces es llamada a buscar los divinos encantos de la vida activa una suerte de gusto anticipado de la unión eterna de los elegidos por Dios, muy grandes son las dificultades que se oponen a la entrada en este camino de los perfectos. No obstante, no son insuperables, sobre todo para aquellos que tienen verdadera devoción al Corazón de Jesús; porque este divino Corazón posee esa vida en toda su plenitud para comunicarla con los dos principales frutos de ella: el ardor del amor divino y la paz.

Guardémonos bien de entender por esta paz de la vida unitiva los consuelos sensibles y la exención de trabajos; porque la cruz debe señalar cada uno de nuestros pasos en el camino de la perfección. Las tres vías de que venimos hablando no son como etapas eternamente distintas, en que una deba  acabar al comenzar la otra. El alma que ha llegado a la paz de la vida unitiva, debe, con frecuencia, continuar los combates de la vida purgativa y las luchas de la vida iluminativa.

Símbolos que emplea Santa Margarita para caracterizar la vida unitiva:

 

 El sagrado corazón es horno de caridad.

 

“Mi Soberano Maestro, refiere la Santa, me hizo la misericordia de repartir de sus gracias con tanta profusión, que me sería difícil explicarlo. Una vez, entre otras, que estaba expuesto el Santísimo Sacramento, nuestro Señor Jesucristo, mi dulce Maestro, se manifestó a mí esplendente de gloria con sus cinco llagas, que brillaban como cinco soles. Salían llamas de todas partes de esta Sagrada humanidad; pero sobre todo, de su adorable pecho, que parecía un horno. Abriéndole me descubrió su amantísimo y amabilísimo Corazón, que era el vivo origen de estas llamas. Salía al mismo tiempo de este divino Corazón una tan ardiente llama, que pensé me consumía. Me sentí arrojada en este horno de amor; me vi penetrada de tan vivos ardores que no podía soportar los; mi corazón estaba abrasado a tal fuego, que parecía me iba a reducir a cenizas. “

“Una vez vino el Padre de la Colombière a decir misa a nuestra iglesia. Cuando me aproximé a  recibir a Nuestro Señor en la Sagrada Comunión, este adorable Maestro me presentó su Sagrado Corazón como un ardiente horno de amor, donde me sentí inmediatamente abismada y  donde no pensaba más que en amarle, con movimientos tan fuertes y violentos, que parecía que mi alma iba a separarse del cuerpo. Este se encontraba tan fatigado, que no podía dar un paso; tuve que hacerme continuó violencia por temor de que se trasluciera. De ordinario me encuentro (desde entonces) en este amable Corazón como en un horno de puro Amor.”

   El sagrado corazón es la dulce soledad de las Almas.

Una vez mi Soberano me dijo:

Que quería retirarme a la soledad, no a la de un desierto, como Él se retiró, sino a la de su Sagrado Corazón, donde me obsequiaría  con sus más familiares conversaciones, como un amigo con su amada; que allí me daría nuevas muestras de su voluntad y me haría tomar nuevas fuerzas para cumplir.”  

            “(Desde entonces), añade, el Corazón de Jesús ha sido mi descanso, de retiro y mi fortaleza en mis debilidades, al encontrarme abrumada de penas y dolores causados por la santidad de justicia que me reducía a dos dedos de la muerte, pero cuando él me veía en este extremo, me decía:

“Ven a descansar para sufrir más valerosamente. “

Inmediatamente  me sentía abismada   en este Corazón, donde no pensaba más que en amarle me parecía que la tranquilidad de la noche sólo ella para hacerme gozar de las conversaciones de mi divino Esposo, con el cual las horas me parecían momentos. Procuremos, pues, hacer nuestro retiro en este Sagrado Corazón. “

¿No parece verse en estas palabras un eco del amoroso llamamiento de nuestro Señor a sus Apóstoles: Venid, retiraos a la soledad y descansar un poco?  Lo que va a continuación es tierno comentario a la invitación hecha por el Espíritu Santo al alma fiel en el cantar de los cantares: Levántate, oh amada mía, y ven a la caverna de la muralla.

El sagrado corazón es morada de paz y de seguridad

 

“Un día, cuenta Santa Margarita, después de una confesión general,  hecha durante el primer retiro que siguió a mi profesión, mi divino Salvador, descubriéndome nuevamente su Corazón adorable, e introduciéndome en Él me dijo:

 

“He aquí el lugar de tu morada actual, perpetua y eterna, donde podrás conservar sin mancha el vestido de la inocencia con que he revestido tu alma.”

Desde ese tiempo no me acuerdo haber salido jamás de este amable Corazón; así me veo y me encuentro siempre; pero de una manera y con sentimientos que no se expresar.”

En otra circunstancia, encontrándose la sierva de Dios fatigada de penosos temores, nuestro Señor le dijo:

“¿Qué tienes que temer en los brazos de un Padre omnipotente? ¿Podrá dejarte perecer? Me he constituido el Padre, Maestro y Director tuyo desde tú más tierna edad, dándote continuas pruebas de la amorosa ternura de mi divino Corazón, en el cual establecido tu morada actual y eterna. Para mayor seguridad, dime qué mayor prueba deseas de mi amor, y Yo te la daré”

“¡Dios mío!, mis queridas Hermanas (escribía); que placer ser toda del Sagrado Corazón de Jesús, hacer aquí su morada y establecer en el todo el fundamento de la perfección. Aquí es donde el alma goza un reino de paz inalterable, mirando todas las vicisitudes y desasosiegos de la vida, sin inquietarse ni turbar ser por estas cosas que pasan como un sueño.

Establezcamos, pues, nuestra morada actual y perpetua en este amable Corazón de Jesús. Aquí encontraremos, con esta paz inalterable, fuerza para cumplir todos los buenos deseos que Él nos dé y para no hacer ninguna falta voluntaria. Llevemos a este Corazón adorable nuestras penas, nuestras amarguras y nuestros pequeños disgustos; todo aquí se calmara; aquí encontraremos el remedio para nuestros males, la fuerza en nuestras debilidades y nuestro refugio en todas nuestras necesidades, porque todo lo que procede de este Sagrado Corazón es dulce y cambia todo en amor. “

Sin embargo, la sierva de Dios quería que se espera se con paciencia el momento de la gracia “El Señor os permitirá la entrada en su Sagrado Corazón cuando sea conveniente” decía a una novicia probada  por la tentación.

Para conservarse ella misma en este apacible  retiro, y exhortar a los demás a fijar allí su mansión, la sierva de Dios cantaba sus atractivos en las siguientes estrofas:

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Del libro El Reinado del Corazón de Jesús(tomo 1), escrito por un P. Oblato de María Inmaculada, Capellán de Monmatre. Publicado en Francia en 1897 y traducida por primera vez al Español en 1910.