Con la inauguración oficial del culto de la Cruz, hecha por el emperador Constantino el año 312, cesó la persecución ordinaria de la Iglesia entonces aparecieron en gran número los Padres y los Doctores que se dedicaron a difundir las verdades de la fe cristiana. Fue la era de la luz. Es de notar que en los escritos de estos maestros de la doctrina de Jesucristo, se mencionan con particular atención los misterios de aquella lanza que atravesó el Costado del Salvador. La historia de la devoción al Sagrado Corazón durante estos siete siglos se reduce a lo que se escribió sobre la llaga del Costado. Da devoción oir a casi todos estos sagrados expositores como alaban con efusión el amor del Corazón de Cristo traspasado.
Siglo cuarto
Sin estar en el rango de los doctores San Martín, Obispo de Tours,cuya fiesta se celebra el 11 de noviembre (316), contribuyó eficazmente por su poder de taumaturgo a hacer resplandecer la inmensa caridad del Salvador. Se cuenta que, habiéndose aparecido el demonio bajo la figura de Jesucristo, reconoció el Santo al espíritu infernal en la falta de la Llaga del Costado.
San Clemente de Ancira, muerto en 324, vio un brasero de amor sobre altar.
Nadie ignora el gran milagro obrado de Béryte (Liria). Se refiere la historia de la iglesia que el 9 de noviembre (325), habiendo un judío golpeando con una lanza el Costado de una imagen del Salvador, brotó sangre en abundancia. San Juan Crisóstomo cuenta este prodigio en un opúsculo que fue leído más tarde en el segundo concilio de Nicea en 787 y lleno de admiración a todos los Padres.
El 14 junio (329), San Basilio el grande. El congreso del Sagrado Corazón, celebrado en Tarragona 1881, le coloca entre los Doctores del Sagrado Corazón, por los numerosos pasajes donde el santo Doctor comenta con complacencia la abertura del Costado de Jesús.
El 7 de diciembre (340), San Ambrosio. En más de quince lugares de sus escritos explica las misteriosas enseñanzas de la herida del Costado del Salvador.
El 27 de enero (344) San Juan Crisóstomo, a quien se le puede también llamar Doctor del Sagrado Corazón. En diversos escritos explica con detención amorosísima las circunstancias y maravillosos frutos de la lanzada.
En el año 348, el poeta Prudencio canta al Corazón de Jesús traspasado.
El 14 de enero (343), San Hilario, obispo de Poitiers, quien se convirtió leyendo la caridad de Jesús en el evangelio, según San Juan.
El 2 de mayo (373), San Atanasio, Doctor de la Iglesia, considerado por el congreso de Tarragona como otro de los doctores del Sagrado Corazón. En su comentario sobre San Juan declara que la lanzada había sido figurada por el sueño de Adán y anunciada por los profetas.
El 1 de febrero (379) entra en el cielo San Efrén, diácono de Edessa, quien en sus labios y fervorosos escritos exaltada herida del Costado de Jesús.
El 12 de abril (380) San Zenón, Obispo de Verona. En sus escritos muestra la sangre y el agua como símbolos del martirio y el Bautismo.
El 18 de marzo (386), San Cirilo de Jerusalén, Doctor de la Iglesia. Explicando la lanzada, hace notar que el primer milagro de Moisés fue cambiar el agua en sangre, y que el último milagro de Cristo después de su muerte, fue hacer brotar de su Corazón abierto sangre y agua.
El nueve de mayor (389), San Antíoco, Obispo de Ptolemaida, quien presenta al Costado herido del Salvador como un escudo contra la espada de fuego del Querubín que prohibida la entrada del paraíso terrenal.
El 9 de marzo (396), San Gregorio de Nicea, defensor de la divinidad y del amor de Jesucristo.
Del libro El Reinado del Corazón de Jesús(tomo 3), escrito por un P. Oblato de María Inmaculada, Capellán de Montmartre. Publicado en Francia en 1897 y traducida por primera vez al Español en 1910.