Terminado el siglo décimo, apareció la aurora de una nueva era para la Iglesia, y en particular para la devoción al Sagrado Corazón; fue la era de la caridad, de los grandes doctores de la Iglesia y de las grandes manifestaciones del amor de Jesús a los hombres y del amor de los hombres a Jesús. Para persuadirse de ello, basta citar nombres y mencionar hechos.
Siglo undécimo
Nombrar hemos primero a San Pedro Damiano, venerado el 23 de Febrero y muerto en el año 1073. En sus escritos presenta este gran doctor al Corazón de Jesús como el tesoro divino por excelencia: “el Corazón de Cristo es el celestial gazofilacio y erario.”
Al mismo tiempo otra lumbrera de Inglaterra, el Beato Lanfranc, Arzobispo de Cantorbery, venerado el 28 de Mayo (1080), expone entre otras cosas, como la formación de Eva es la figura de la creación de la Iglesia. Ésta salió del Corazón divino, como Eva del costado de Adán.
Para probar como este siglo fue verdaderamente brillante aurora para el culto del Sagrado Corazón, basta decir que fue el siglo de San Bernardo (1091), a quien se puede considerar como el principal doctor del Sagrado Corazón; y el siglo del descubrimiento milagroso de la santa Lanza en Antioquía, el 14 de junio de 1098, por los cruzados.
Siglo duodécimo
Hacia el año 1100 encontramos a Guerric, abad de Igny; en sus obras nos muestra al Corazón de Jesús como un asilo. El Padre de Gallifet considera a este santo monje como uno de los precursores de la devoción al Sagrado Corazón.
El 6 de Octubre (1101) la entrada en el cielo de San Bruno. Presenta en sus escritos a la Iglesia saliendo del Costado de Jesús, como Eva de la costilla de Adán, y habla de las aspersiones mosaicas como de una figura del Agua y Sangre que brotaron del Corazón del Salvador.
El 21 de Abril (1109), San Anselmo, doctor de la Iglesia, que merece llamarse gran doctor de la devoción al Corazón de Jesús. En una docena de pasajes de sus escritos se dirige con tierno amor a la Llaga del Costado, Y consagra un capítulo entero a demostrar la semejanza que existe entre el primero y el segundo Adán; la Iglesia salió del costado del segundo, como Eva del costado del primero.
El Beato Ives, Obispo de Chartres, muerto en el año 1215 y venerado el 20 En de Mayo; compara el Agua y la Sangre del Costado de Jesús al agua de la roca que brota bajo la vara de Moisés; enseña que en la misa se mezcla el agua y el vino en memoria de aquella divina Sangre y Agua.
El 23 de Julio (1123), San Bruno, Obispo de Segni, que compara la Llaga del costado a la abertura del costado de Adán y a la fuente de la roca.
Por el año 1134, Hildeberto, obispo de Mans, publicó varios escritos en que presenta la Sangre y Agua del Costado de Jesús, como realización de aquella profecía de Ezequiel, donde habla de un torrente que él vio desembocar en el mar muerto, para limpiar las aguas y vivificar todos los seres allí existentes.
Hacia el año 1135, el Abad Ruperto, de gran inteligencia y piedad, celebra la “Llaga del Costado como el heraldo de la victoria”. Reproduce todas las consideraciones de los autores que hablaron antes que el de esta adorable Llaga, y añade otras nuevas.
En 1236, Guillermo, monje del Claraval, compuso piadosas meditaciones en que compara el Corazón de Jesús al Arca de la Alianza, a la Urna del Maná, a la vara de Aarón y a las Tablas de la Ley.
Luis el Craso, Rey de Francia, muerto el 1 de Agosto de 1237, confesó en su testamento que creía que la sangre del Cáliz es la misma que brotó del costado de Jesús sobre el Calvario.
El 1139, antes de la batalla de Ourico, nuestro Señor se apareció a Alfonso Enríquez, fundador de la monarquía portuguesa, y le mandó colocar sobre los estandartes las cinco Llagas; en medio estaba su Corazón traspasado.
El 3 de Febrero de 1140 muere en parís Hugo de San Víctor, canónigo regular, llamado el segundo Agustín. Compara la llaga del Costado de Jesús a la abertura del costado de Adán, a la puerta lateral del templo de Jerusalén y al mar rojo. Exhorta piadosamente a las almas a refugiarse allí.
Hacia el mismo tiempo, Ricardo de San Víctor, hombre eminente por su doctrina y santidad, dice cómo en el Corazón del divino Emmanuel se halla una dulzura sin hiel.
Por el año 1141, Drogon, cardenal Obispo de Ostia, escribiendo sobre la Creación y Redención, hace ver a la Iglesia como fecundada por cuatro fuentes salidas del Costado de Jesús: la verdad, la sabiduría, la fortaleza y la caridad, a ejemplo del paraíso terrenal, regado por cuatro ríos.
En 1153, el Beato Pedro de Villers, hermano converso cisterciense, grabó él mismo sobre sus pies, manos y costado la imagen de las Llagas de Jesucristo. “Señor, decía, dadme por fiadores a vuestra Madre, a vuestro Corazón y a vuestras Llagas.”
En 1256, Arnaud, Abad de Bonneval, presenta Jesucristo escribiendo sobre la Cruz la sentencia de nuestro perdón y sellándola con la Llaga de su Costado, que ofrece continuamente a su Padre.
El 2 de diciembre de 1258, San Pedro Mauricio, Abad de Cluny. En sus escritos hablar con amor de la Llaga del Costado; compara al Corazón de Jesús a una ciudad, en cuyo centro está la torre inexpugnable de la vida monástica.
Por la misma época, san Teutónico, canónigo regular de san Agustín, muerto en 1260 y venerado el 18 Febrero: Fue peregrino a Jerusalén y visitó a todos los lugares santificados por las estaciones del Salvador, en especial el descendimiento de la Cruz, para beber, como decía él, en las divinas fuentes del Costado de Jesús.
El 15 de Julio de 1160, santa Rosalía, virgen de Palermo, Convertida después de una visión del Corazón de Jesús.
El 18 de Junio de 1165, la entrada en el cielo de Santa Isabel, virgen benedictina, verdadera apóstol, precursora de la devoción al Sagrado Corazón.
El 4 de Agosto de 1270, santo Domingo, que vio en una revelación a santa Catalina de Siena, como si fuera un rayo que salía del Corazón divino.
Recibió el insigne favor de contemplar al Corazón adorable, y tuvo revelación de que una gran pecadora, llamada Catalina, se había convertido por la misericordia de este adorable Corazón. Los pequeños Bolandistas refieren que nuestro Señor le reveló a una Santa, que en recompensa de la devoción que tuvo santo Domingo a la Pasión, recibió este siervo de Dios la impresión invisible de los el cisma de las cinco Llagas y que experimento sus dolores.
El 15 de Mayo de 1272, San Isidro labrador fundó una cofradía de labradores, de acción de gracias a nuestro Señor, por el amor que demostró su clase, escogiendo la para preparar el pan y el vino eucarísticos.
El 17 de Septiembre de 1278, santa Hildegarda, virgen; verdadera sierva y apóstol precursora del Sagrado Corazón.
Juan Belethus, teólogo de París, que vivió por el año 1182; dice en sus escritos que el día de jueves Santo se lavan los altares con agua y vino, en memoria del Agua y Sangre que brota del Costado de Jesús.
Del libro El Reinado del Corazón de Jesús(tomo3), escrito por un P. Oblato de María Inmaculada, Capellán de Montmartre. Publicado en Francia en 1897 y traducído por primera vez al Español en 1910.