DÍA 15
V/ En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
R/ Amén.
V/ El Señor esté con vosotros.
R/ Y con tu espíritu.
Invocaciones al Sagrado Corazón de Jesús
V/ Corazón de Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre.
R/ ¡Sé Tú el lote de mi heredad!
V/ Corazón de Jesús, formado en las entrañas de Santa María,
Virgen.
R/ ¡Haz que todos lleguemos a ti por María!
V/ Corazón de Jesús, mediador entre Dios y los hombres.
R/ ¡Que nunca me separe de ti!
V/ Sagrado Corazón de Jesús.
R/ En ti confío.
R/ ¡Qué bien sé yo la fonte que mana y corre aunque es de noche!*43
Oración para todos los días
¡Oh Dios!, que en el Corazón de tu Hijo, herido por nuestros pecados has depositado infinitos tesoros de caridad; te pedimos que, al rendirle el homenaje de nuestro amor, le ofrezcamos una cumplida reparación. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/ Amén.
*43 San Juan de la Cruz
Lectura bíblica: Sal 77, 14-16
Dios mío, tus caminos son santos.
¿Qué Dios es grande como nuestro Dios? Tú, oh Dios, haciendo maravillas, mostraste tu poder a los pueblos:
con tu brazo rescataste a tu pueblo, a los hijos de Jacob y de José.
Meditación: La predilección del Corazón de Jesús: enfermos y desvalidos
Hay una fuerza, una fuerza positiva, que mueve al mundo, capaz de transformar y renovar a las criaturas: la fuerza del «amor de Cristo», como la llama san Pablo en la segunda carta a los Corintios; por tanto, esencialmente no es una fuerza cósmica, sino divina, trascendente. Actúa también sobre el cosmos, pero, en sí mismo, el amor de Cristo es «otro» tipo de poder, y el Señor manifestó esta alteridad trascendente en su Pascua, en la «santidad» del «camino» que eligió para liberarnos del dominio del mal, como había sucedido con el éxodo de Egipto, cuando hizo salir a los judíos atravesando las aguas del mar Rojo. Algunos santos han vivido personalmente de modo intenso esta experiencia de Jesús. El padre Pío de Pietrelcina es uno de ellos. El amor que llevaba en su corazón y transmitía a los demás rebosaba ternura, siempre atento a las situaciones reales de las personas y de las familias. Sentía la predilección del Corazón de Jesús especialmente por los enfermos y los que sufrían. En una de sus cartas escribió: «Parece que Jesús no tiene otra curación para mis manos sino la de santificar vuestra alma». Su primera preocupación, su anhelo sacerdotal y paterno, fue siempre que las personas volvieran a Dios, que experimentaran su misericordia y, renovadas interiormente, redescubrieran la belleza y la alegría de ser cristianas.*44
*44 Benedicto xvI, homilía en la visita a Pietrelcina(21/06/2009)
Acto de confianza
R/ ¡Oh Corazón de Jesús! Pongo toda mi confianza en Ti. De mi debilidad todo lo temo, pero todo lo espero de tu bondad. A tu Corazón confío que proveas a nuestra diócesis y a toda la iglesia universal de muchos y santos sacerdotes (u otra petición que se desee). Míralo todo y después haz lo que tu Corazón te diga, deja obrar a tu Corazón. ¡Jesús mío, yo cuento contigo, yo me fío de ti, yo descanso en ti, yo estoy seguro en ti!
V/ Corazón de Jesús, en quien reside toda la plenitud de la divinidad.
R/ Ten misericordia de nosotros.
V/ Jesús, manso y humilde de Corazón.
R/ Haz nuestro corazón semejante al tuyo.