MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, DÍA9

Imagen sagrado corazón día nueve

DÍA 9

 

V/           En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.

R/           Amén.

V/           El Señor esté con vosotros.

R/           Y con tu espíritu.

 

Invocaciones al Sagrado Corazón de Jesús

 

V/           Paz del Corazón de Jesús.

R/           ¡Invade mi corazón!

V/           Presencia del Corazón de Jesús.

R/           ¡Aficiona mi corazón!

V/           Providencia del Corazón de Jesús.

R/           ¡Vela sobre mi corazón!

V/           Sagrado Corazón de Jesús.

R/           En ti confío.

R/           Pueden los hombres despojarme de los bienes y de la buena fama; pueden las enfermedades quitarme las fuerzas y los medios de servirte; yo mismo puedo perder tu gracia por el pecado; pero no perderé mi confianza; la conservaré hasta el último instante de mi vida y serán inútiles todos los esfuerzos de los demonios del infierno por arrancármela.*25

*25 San Claudio la Colombière

 

Oración para todos los días

 

¡Oh Dios!, que en el Corazón de tu Hijo, herido por nuestros pecados has depositado infinitos tesoros de caridad; te pedimos que, al rendirle el homenaje de nuestro amor, le ofrezcamos una cumplida reparación. Por Jesucristo nuestro Señor.

R/ Amén.

 

Lectura bíblica: Zac 12, 10

 

Derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de perdón y de oración, y volverán sus ojos hacia mí, al que traspasaron.

 

Meditación: Sagrado Corazón de Jesús, única esperanza del hombre

 

[Como la Cruz, en las primeras persecuciones contra la Iglesia] fue simultáneamente  signo  y causa  de  la  amplísima  victoria lograda inmediatamente, otro signo se ofrece hoy a nuestros ojos, dichoso y divino: el Sacratísimo Corazón de Jesús con la Cruz superpuesta, resplandeciendo entre llamas, con espléndido candor. En El han de colocarse todas las esperanzas; en El han de buscar y esperar la salvación de los hombres».

 

[…] En este dichoso signo y en esta forma de devoción por consiguiente, ¿no es verdad que se contiene la suma de toda la religión y aun la norma de vida más perfecta, como que más expeditamente conduce los ánimos a conocer íntimamente a Cristo Señor Nuestro, y los impulsa a amarlo más vehementemente, y a imitarlo con más eficacia? Nadie extrañe, pues, que nuestros predecesores incesantemente vindicaran esta probada devoción de las recriminaciones de los calumniadores y que la ensalzaran con sumos elogios y solícitamente la fomentaran, conforme a las circunstancias […]

 

Mas, entre todo cuanto propiamente atañe al culto del Sacratísimo Corazón, descuella la piadosa y memorable consagración con que nos ofrecemos al Corazón divino de Jesús, con todas nuestras cosas, reconociéndolas como recibidas de la eterna bondad de Dios. Después que nuestro Salvador, movido más que por su propio derecho, por su inmensa caridad para nosotros, enseñó a la inocente discípula de su Corazón, Santa Margarita María, cuánto deseaba que los hombres le rindiesen este tributo de devoción, ella fue, con su maestro espiritual, el P. Claudio de la Colombière, la primera en rendirlo. Siguieron, andando el tiempo, los individuos particulares, después las familias privadas y las asociaciones y, finalmente, los magistrados, las ciudades y los reinos.*26

*26 PÍO XI, Carta-Encíclica Miserentissimus Redemptor, nn. 2-3

Acto de confianza

 

R/           ¡Oh Corazón de Jesús! Pongo toda mi confianza en Ti. De mi debilidad todo lo temo, pero todo lo espero de tu bondad. A tu Corazón  confío  que  proveas  a nuestra  diócesis  y a toda  la  iglesia universal de muchos y santos sacerdotes (u otra petición que se desee). Míralo todo y después haz lo que tu Corazón te diga, deja obrar a tu Corazón. ¡Jesús mío, yo cuento contigo, yo me fío de ti, yo descanso en ti, yo estoy seguro en ti!

 

V/           Corazón de Jesús, santuario de la justicia y del amor.

R/           Ten misericordia de nosotros.

V/           Jesús, manso y humilde de Corazón.

R/           Haz nuestro corazón semejante al tuyo.